Borromini



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Francesco Borromini
San Carlos de las Cuatro Fuentes

Fachada
1665 - 1667; Roma

Francesco Borromini nació en Bissone, junto al lago de Lugano, el 27 de septiembre de 1599. Su padre era arquitecto, pero no se conoce nada sobre su obra. Siendo muy joven Francesco se trasladó a Milán para trabajar como cantero hacia 1608 y permaneció en esa ciudad hasta 1614 en que se trasladó a Roma, donde fue acogido por Carlo Maderna, compatriota suyo y pariente por parte de madre, empleándolo en los trabajos de la construcción de la basílica de San Pedro.

Durante algunos años Borromini fue sólo un humilde tallador de mármoles, si bien junto a Maderna, desempeñó algunos cargos de mayor importancia. Al morir Maderna en 1629, le sucede Bernini en la dirección de las obras de San Pedro y rapidamente comienza una fuerte rivalidad entre ambos. Su primer trabajo independiente fue el convento para los Padres Descalzos de la Orden de los Trinitarios, en Quattro Fontane, el convento y el claustro son de 1635, la iglesia se termina cuatro años más tarde. Sin embargo la realización de las fachadas deberán esperar hasta 1660 para el inicio de la construcción de la fachada del convento que será terminada en 1665, y entre 1665 y 1667 se concluye la de la iglesia, conocida como San Carlo alle Quattro Fontane. De este modo la última de sus grandes obras fue la conclusión de la primera. Entre las distintas etapas de San Carlos, realizó el oratorio, la biblioteca y el convento de los Filipenses, encargo que recibió en 1637 y sería otra de sus más importantes realizaciones.

Francesco Borromini
San Carlos de las Cuatro Fuentes

Planta
1635 - 1667; Roma

Con el fallecimiento del Papa Urbano VIII, la suerte de Bernini, su gran rival, sufrió un repentino eclipse, pasando a ser Borromini el arquitecto más solicitado en Roma. Este fue su período de mayor actividad; realiza la reconstrucción de la basílica de San Juan de Letrán, la primera iglesia cristiana de Roma, mandada a construir por el emperador Constantino en el año 313. Borromini concluye esta restauración en 1649. Este brillante trabajo, transformó en barroco el primer espacio de culto paleocristiano, circunstancia que hoy lamentamos, a la luz de los actuales criterios de conservación del patrimonio histórico, pero que en su época no se tenían en cuenta. El papa Inocencio X sólo exigió que se respetara, "en la medida de lo posible", la estructura basilical original del edificio y las condiciones de iluminación de la nave, limitaciones que, en su momento, constituyeron todo un avance conservacionista frente a la práctica más general de demoler monumentos del pasado, por importantes que fueran, para erigir en su lugar uno nuevo más imponente y moderno; tal el caso, por ejemplo, de la primitiva basílica de San Pedro en el Vaticano, cronológicamente la segunda iglesia cristiana de Roma, construida pocos años después de la de Letrán.

También entre 1642 y 1650 realiza su obra más compleja y audaz en su concepción: la iglesia de Sant'Ivo alla Sapienza. Algo posterior es la inacabada iglesia de Santa María dei Sette Dolori, realizada para la congregación de los hermanos Agustinos. En este período de plena madurez creativa también realizó trabajos en el palacio Carpegna, en el palacio de España y en el palacio Pamphili de plaza Navona, todos en Roma.

En 1653 dirige los trabajos de la iglesia de Sant'Agnese, en plaza Navona, que habían sido comenzados por Girolamo y Carlo Rainaldi; al morir el papa Inocencio X, la construcción es interrumpida y, a partir de ese momento, se imponen en el ambiente romano los adversarios de Borromini y, en 1657, se lo despide de la obra. A fines de 1646 se le había encargado el proyecto del Colegio de Propaganda Fide, cuya construcción se inicia en 1652 y se concluye recién en 1666. De otro importante proyecto, la remodelación del exterior de la iglesia de Sant'Andrea delle Fratte, sólo se ejecuta entre 1653 y 1657 el campanario y el revestimiento de la cúpula.

Francesco Borromini
Convento de los Filipenses

Fachada
1647 - 1650; Roma

Francesco Borromini
Sant'Ivo alla Sapienza

Fachada al claustro
1642 - 1660; Roma

La vida del artista fue inquieta y atormentada. El "furor" que, según G. C. Argan, impregna sus obras, tiene su origen en un carácter irascible y violento. Dice Argan: "Borromini es un fanático de su arte, desbordado por la sed de perfección, celoso de sus dibujos, atormentado por el temor de que una ejecución imperfecta disminuya o destruya la calidad extremadamente sutil de la idea... ". Su trágico final pone de manifiesto toda su angustiada personalidad. En 1667 enfermó y, atormentado por la fiebre y el insomnio, el primero de agosto por la tarde escribe su testamento, se acuesta y, no pudiendo conciliar el sueño, pide una luz a su criado. Éste, obedeciendo las órdenes del médico, se la niega; Borromini, en un acceso de rabia, se hiere con su espada, falleciendo al día siguiente.

Francesco Borromini
Iglesia de Sant'Agnese

Fachada
1653 - 1657; Roma

Baldinucci, contemporáneo de Borromini, ha dejado un retrato de quien, junto con Bernini, ha sido el más original y discutido arquitecto del siglo XVII, que no deja dudas sobre su personalidad:

«Fue Francesco Borromini hombre de gran y bello aspecto, de gruesos y robustos miembros, de fuerte ánimo, de altas y nobles ideas. Fue sobrio en el comer y vivió castamente. Estimó mucho su arte, por amor al cual no escatimó esfuerzos; a fin de que sus proyectos alcanzaran entera pulcritud, los hacía de cera, y a veces de tierra, con las propias manos. Al amor a las artes añadía también no poco sentimiento y celo, en lo que a la propia estima y reputación se refería; por ello no quiso de ordinario obras que no tuviesen jamás grandeza, como templos, palacios o similares. No suscribió nunca medidas tomadas por mano de sus jóvenes, diciendo no convenir al arquitecto otro hacer que dibujar y ordenar, y procurar que todo fuese bien ejecutado. Movido por el mismo sentimiento, no quiso nunca entrometerse en tratos o intereses de los maestros de obras y con los patrones de las fábricas. No fue nunca posible hacerle dibujar en competencia con algún otro artífice y una vez dio una constante negativa a un Cardenal de gran mérito, que le persuadía de hacerlo en asunto que debía servir para las fábricas del Louvre en Francia; replicando que los dibujos eran sus propios hijos: y no quería que fueran mendicando la loa por el mundo, con peligro de no tenerla, como a veces veía a los de los otros acaecer. Pocos días antes de su muerte entregó a las llamas todos aquellos dibujos que él tenía destinados al tallado y no había podido ejecutar: y esto hizo por temor, que los mismos no cayeran en manos de sus contrarios, los cuales o los deseasen además de los suyos propios o los modificasen. No fue de ningún modo vencido por el deseo de bienes, los cuales tienen por objeto la gloria; por lo que por la mayoría de sus dibujos, modelos y asistencias, de no ser Pontificios, no quería tomar dinero, a fin, como él decía, de poder obrar a su modo; incluso de los mismos Pontificios tomó sólo aquello que le fue dado, sin pedir cosa alguna.».

Francesco Borromini
San Carlos de las Cuatro Fuentes

Corte
1638 - 1641; Roma

Francesco Borromini
San Carlos de las Cuatro Fuentes

Vista del interior
1638 - 1641; Roma


Francesco Borromini
San Carlos de las Cuatro Fuentes

Cúpula, vista interior
1638 - 1641; Roma



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