Pintura de género



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Pieter Bruegel el Viejo
Boda aldeana

ca. 1568
Óleo sobre tabla; 114 x 164 cm

El término género en pintura es algo ambiguo; por un lado se habla de géneros pictóricos refiriéndose a temas que han sido abordados en diferentes épocas, como el "paisaje", el "desnudo", la "pintura histórica", etc. Por otra parte se ha dado en llamar pintura de género a las obras que representan escenas de la vida cotidiana, generalmente de las clases populares o de la burguesía; fiestas campesinas, bailes en las aldeas, tareas domésticas, labores de campo o de los oficios artesanales, entran dentro de esta temática que reconoce antecedentes que se remontan a las miniaturas de algunos códices medievales. El género tuvo muchos cultores en la pintura de los paises nórdicos, entre los que no puede dejar de nombrarse al holandés Pieter Bruegel el Viejo, el más importante maestro del siglo XVI en esta temática. Concentrando su obra sobre la vida de los campesinos, los pintó comiendo, trabajando o en sus fiestas, como en "Boda aldeana" donde nos presenta toda una galería de personajes como los que se podría encontrar en una reunión de éstas, cada uno perfectamente caracterizado en su actitud. Pero más notable aun que el valor anecdótico o la aguda observación que demuestra su autor, es la admirable habilidad con que el pintor organizó un cuadro con tantas figuras, sin que parezca confuso o amontonado.

En el siglo XVII, otro holandés, Jan Steen, llevó el género a su total perfección. Como muchos artistas de su época, no pudo vivir de su arte, por lo que tuvo una posada para ganar dinero. Es facil suponer como su actividad de posadero le facilitaría el ejercicio de observar variedad de tipos populares y sus actitudes, alegrías y caracteres, para después mostrarlos en sus obras. En "El Bautizo" vemos una confortable habitación, con la cuna de mimbre a la izquierda de la escena, y los parientes rodeando al padre que sostiene el niño en brazos. Además de la variedad de tipos y expresiones de alegría que se puede observar, debe admirarse la maestría con que se han ido ubicando los distintos incidentes y personajes dentro del cuadro; es particularmente notable la figura de espaldas en primer plano, maravillosamente pintada, y la profundidad y dinámica que otorga a la escena, transmitiendo esa sensación de goce vital que es característico de muchas de las obras de este género.

Jan Steen
El Bautizo

1664
Óleo sobre tela; 88.9 x 108.6 cm



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