a cueva de La Marche está ubicada en Lussac-les-Châteaux, departamento de Vienne, distante unos 380 km al SO de París, es un sitio arqueológico excepcional por el material único en el mundo allí encontrado. Se trata de los primeros retratos humanos de los que se tenga conocimiento, provenientes del paleolítico magdaleniense, aproximadamente 14.000 a 15.000 años a.C. Entre más de 1500 grabados y pinturas de animales y seres humanos, se destacan 155 lajas con grabados retratando personas, algunas de cuerpo entero en distintas actitudes, la mayoría son cabezas con rasgos distintivos individualizados, como si el dibujante hubiera tenido enfrente al modelo.




Estos grabados están realizados en trozos de lajas y han sido reproducidos digitalmente para su mejor apreciación. Su valor es muy grande, no solo por su rareza sino porque además permiten apreciar los tocados con que adornaban sus cabezas y, en las figuras de cuerpo entero, como iban vestidos y calzados. Casi un compendio de la moda paleolítica en esa región francesa.
La cueva fue descubierta y explorada por Léon Péricard en el año 1937 y él y su compañero Stephane Lwoff, prosiguieron trabajando en la cueva por los cinco años subsiguientes. Cuando presentaron sus hallazgos y los publicaron en el Boletín de la Sociedad Prehistórica Francesa, muchos dudaron de la autenticidad del descubrimiento, algunos llegaron a decir que se parecían mucho al arte moderno. Sin embargo, trabajos posteriores sobre la cueva y lo encontrado por Péricard, realizados por expertos de la talla del abate Henri Breuil (primer erudito en explorar la Cueva de Lascaux) y, ya en el 2002, por el Dr. Michael Rappenglueck de la Universidad de Munich, contribuyeron a validar la autenticidad de este excepcional hallazgo, aunque aun persiste el excepticismo en algunos estudiosos. El debate continua.



Otros ejemplos de los retratos de la Gruta La Marche



