El Rococó



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Hnos. Zimmermann
Iglesia de Wies

1754
Vista interior
Wies, Alemania

Esta iglesia construida por los Hermanos Zimmermann en la localidad de Wies, cerca de Munich, tiene un exterior muy sencillo, ofreciendo en cambio en el interior, el prototipo de la ornamentación rococó. En una estructura muraria simple y clara, se introduce una ornamentación de diseño vegetal que va trepando por los muros, multiplicándose progresivamente y combinándose con cartelas, frescos y óvalos, siguiendo las lineas curvas de la construcción. Los cielorrasos abovedados se cubren con pinturas del cielo con nubes y personajes ilustrando alguna escena celestial de contenido bíblico, produciendo el efecto de desmaterializar la cubierta, haciendo creer que no existe y que estamos contemplando el cielo con su constelación de santos en una apoteosis de fervor religioso. Este tipo de pintura ilusionista, muy frecuente en la época, recibe el nombre, en francés, de "trompe l'oeil", literalmente trampa para el ojo, y que en español se denominó "trampantojo".

Hnos. Zimmermann
Iglesia de Wies

1754
Vista exterior

El rococó es el arte de la aristocracia y de una burguesía rica que trata de imitarla y confundirse con ella. Quizás intuyendo el próximo final de su privilegiada situación —la Revolución Francesa (1789)—, las clases altas se dedican a una vida desenfrenada, gozando de todos los placeres que la riqueza puede proveerles. El arte, la literatura, la música, el teatro, todo se vuelve exquisitamente refinado, gracioso, libertino y superficial. El rococó nació en Francia, impulsado por la influyente Madame de Pompadour, favorita del rey Luis XV, que promueve el gusto por los ambientes reducidos, los muebles pequeños y la abundante ornamentación con pequeños motivos. En muchos estudios sobre historia del Arte, se lo considera como la última etapa, decadente, del barroco. Auque este concepto es discutible, lo cierto es que acentúa, y lleva hasta la exageración, los aspectos más decorativos del barroco hasta que lo ornamental se constituye en la base misma del estilo. Y es en todo lo relativo a la decoración de interiores, el mobiliario, la platería, cubiertos, rejas, relojes y objetos de adorno, etc., donde logra su mayor originalidad en el llamado "estilo Luis XV". Esta cultura galante se expresa también en la pintura en las obras de Watteau, Fragonard, Boucher, Tiepolo y todo un conjunto de pintores menores.

Hnos. Zimmermann
Iglesia de Wies

1754
Vista del altar

Charles Cressent
Reloj de pared: "El Amor domina al Tiempo"

ca. 1740
Bronce dorado; 140 x 50 cm


François-Thomas Germain
Cafetera

1756 - 1757
Plata; 29.5 x 30.5 cm; París, Francia

Canapé

ca. 1761 - 1768
Madera tallada, pintada y dorada; Alemania

La pintura del rococó prefiere los pequeños cuadros, más adecuados para la decoración de los hogares de clase alta, antes que los grandes formatos; también los compradores buscan temas que aludan a la vida contemporánea, sobre todo que refleje su propia forma de vida y sus pasatiempos. Los temas mitológicos, fomentados por la Academia desde el siglo XVII, mantienen su vigencia adoptando aspectos del estilo rococó como los colores pastel y utiliza las ninfas y diosas como excusa para mostrar abiertamente el desnudo femenino en cuerpos que continúan con la exhuberancia del barroco pero que, comparados con una obra de Rubens, presentan una sinuosidad más gracil que les da a las figuras un mayor erotismo. La ambientación del tema en paisajes naturales, despojados de todo elemento ajeno a la naturaleza, es también una característica frecuente. El carácter de las obras es, en general, profano, sensual y poco formal.

Jean Honore Fragonard
La hamaca

1768
Óleo sobre tela

Giovanni Battista Tiepolo
Susana y los Ancianos

Óleo sobre tela

El rococó francés no tendrá gran aceptación en el resto de Europa, con excepción del sur de Alemania, Bohemia y Austria. Devastada por largos años de guerra, con sus dominios fragmentados en casi trescientos principados, obispados y ciudades libres cuyos gobernantes —católicos o protestantes, laicos o religiosos, ricos o pobres— defendían celosamente su propia soberanía, recién a comienzos del siglo XVIII comienza en Alemania un período de florecimiento económico y, luego de un breve momento barroco, prende con fuerza el rococó con características particulares. Los motivos que en Francia se prefería aplicar en muebles, adornos y pequeños ambientes, se trasladan a la arquitectura monumental de palacios, iglesias y monasterios. El creciente culto a los santos locales motiva la construcción de varias iglesias en diversas ciudades, donde el estilo rococó será el vehículo para representar el poder económico y político de la región. Talentosos arquitectos-decoradores como los hermanos Zimmermann, —iglesia de Wies; castillo de Nymphenbourg—, los hermanos Asam, —iglesias de Weltembourg y de San Juan Nepomuceno en Munich—, y otros son requeridos por los nobles locales y, trastadándose de un lugar a otro, van dejando a su paso un notable grupo de obras de gran unidad estilística, no obstante las particularidades propias de cada diseñador.

Lucas von Hildebrandt
Helbinghaus

Innsbruck, Austria

Lucas von Hildebrandt
Palacio Alto Belvedere

Viena, Austria
1720 - 1724

También en Austria el rococó fue uno de los estilos más apropiados para testimoniar el esplendor y grandeza que, comenzada con la expansión territorial de los Habsburgos durante el siglo XVII, florece a partir del siglo XVIII. Lucas von Hildebrandt construye en Viena el palacio Alto Belvedere y la Helbinghaus, en Innsbruck. En ambas obras produce una notable integración entre una fachada barroca, con su típico juego de entrantes y salientes, y una decoración rococó: pilastras adelgazadas en la parte superior, tímpanos quebrados y en espiral encima de las ventanas, estatuas y trofeos alineados sobre el tejado; sin que, no obstante, se vea afectada la nitidez y precisión de la silueta del edificio.



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