Johannes Vermeer 1662 - 1665 El más grande pintor holandés de la generación posterior a Rembrandt, fue Johannes Vermeer (1632 - 1675), trabajador lento y esmerado, pintó pocas obras en su vida (probablemente no más de cincuenta, de las que se conservan sólo treinta y cinco), la mayoría de las cuales presentan sencillas escenas hogareñas en casas típicamente holandesas. Sus personajes, por lo general una mujer, están realizando alguna pueril tarea del hogar, a la luz del día que penetra por alguna ventana. «Es difícil explicar las razones que hacen de un cuadro tan sencillo y humilde una de las obras maestras de todos los tiempos... Uno de sus rasgos prodigiosos tal vez pueda ser descrito, aunque difícilmente explicado: cómo consigue Vermeer una perfecta y paciente precisión al captar las calidades, los colores y las formas sin que nunca el cuadro parezca trabajado y duro.»[1] Su pincel supo captar los pequeños detalles de la vida cotidiana, revelando en éstos el sentido de las cosas.Hizo de las escenas hogareñas un universo completo en el que cada objeto cumple una función más allá de la que le es propia. Sus cuadros expresan sentimientos contenidos, gestos imperceptibles, momentos íntimos, atmósferas. En resumen, magistrales obras "de género", precisamente la temática en la que los pintores holandeses se han destacado a lo largo de toda la historia del arte. Son escasos los datos sobre la vida de Johannes Vermeer. Se sabe que fue bautizado el 31 de octubre de 1632; su padre, Reynier Janszoon, era oriundo de Amberes pero residía en Amsterdam con su esposa, Digna Baltens, desde el año 1611, donde explotaban un hostería alquilada. El padre era tejedor de tapices, lo que explica la afición a los tapices de su hijo, que los pinta en varios de sus cuadros como decoración de las paredes. En 1641, la familia se trasladó a Delf, donde también se dedican a la hotelería, alquilando una hostería en uno de los barrios más elegantes de la ciudad donde se hospedaba una clientela perteneciente a la alta burguesía. No se sabe a ciencia cierta quienen fueron los maestros del joven Johannes, pero documentación de época señala las estrechas relaciones de la familia con pintores como Pieter Steenwyck, Pieter Groenewegen y Balthasar van der Ast, por lo que es muy probable el estímulo del entorno en su vocación por la pintura. Sin embargo, las hipótesis sobre su o sus supuestos maestros apuntan a Leonaert Bramer o Carel Fabritius. Respecto de este último, sí consta que a su muerte, acaecida en 1667, se habla de Vermeer como su digno sucesor, lo que, al menos, prueba algún tipo de relación entre ellos. Lo cierto es que en los registros del gremio de San Lucas, Vermeer ya aparece como pintor independiente en el año 1653.
En 1653, Vermeer contrae matrimonio con Catherina Bolnes y van a vivir con la madre de ésta, mujer de muy buena posición económica, lo que se constituyó en una ayuda fundamental para la magra economía del pintor, quien, con una familia de quince hijos, de los cuales sobrevivieron once, debió recurrir al comercio de arte y antigüedades y a la tasación de objetos para lograr, a duras penas, sostener a su numerosa prole. Johannes era conocido como pintor, pero su obra no alcanzaba altas cotizaciones. Por otra parte, su producción, por lo meticulosa, era muy lenta. Un lienzo podía llevarle alrededor de seis meses para su completa terminación. Tampoco era una obra que fuera aceptada por el gran público; su clientela era reducida y pagaba un bajo precio por sus telas. Su principal mecenas era un panadero llamado Hendrick van Buyten. Otro coleccionista que llegó a adquirir diecinueve de sus cuadros, fue Jacob Dissius, quien, en 1682, después de la muerte del pintor, los subastó obteniendo altos precios por lo que había comprado por muy poco. Johannes Vermeer 1665 - 1667 Como tantos otros grandes artista, Vermeer pasó grandes penurias económicas al final de su vida. Su suegra se declaró en bancarrota y no pudo seguir ayudando a la familia, a lo que hay que agregar las desastrosas consecuencias que para toda la economía y la sociedad holandesa tuvo la guerra con Francia. El pintor cayó en una profunda depresión de la que nunca se recuperó y en 1675 falleció dejando a su esposa y once hijos en la ruina. Para subsistir Catherina no tuvo otro recurso que malvender las obras que le quedaban de su marido. Pocos años más tarde, las pinturas del maestro de Delf alcanzaban las cotizaciones más altas del mercado de arte holandés de la época.
Las obras de Vermeer presentan algunas características temáticas constantes, cada una de las cuales reconocen escasas excepciones. La gran mayoria de sus escenas ocurren en interiores de típicas viviendas de la burguesía holandesa; Vista de Delft (c. 1660) y Calle de Delft (1657 - 1658) son de las pocas obras en que el pintor incursiona en los exteriores de su ciudad. Además, las escenas interiores están siempre iluminadas por la luz diurna que penetra por una ventana, la que muchas veces está incluída en el cuadro, una luz de una calidad como ningún otro pintor ha logrado y que hace suspirar a muchos cineastas que quisieran imitarla en sus films. Sus personajes son, casi siempre, mujeres, solas o en compañia de algún caballero o de una criada. Y esta constatación nos introduce en el problema del sentido, del mensaje que encierran esas tranquilas escenas interiores, cuyo develamiento ha venido ocupando hasta hoy a los historiadores del arte. Por simples que parecen las obras de Vermeer esconden una enseñanza moral, sea por el ejemplo positivo o por el negativo. La mujer, dentro de los principios morales protestantes de la época, debía llevar una vida dedicada a la familia y al trabajo en el hogar; la casa era su mundo. Criada con cántaro de leche y La encajera así la muestran, como ejemplo a seguir; la última obra citada es rica en significados, precisamente, al representarla bordando encajes, pues las labores textiles eran consideradas casi exclusivas de la mujer desde varios siglos antes, recordando además, el bíblico "Elogio de la mujer virtuosa" del libro de los Proverbios (31, 10 y ss). En otras obras, muestra a la mujer bebiendo o adormilada con un botellón sobre la mesa. Aquí el mensaje parece advertir sobre los peligros del alcohol; para la rígida moral de la Holanda del siglo XVII, "Si una mujer bebe vino en casa ha de ser castigada como una adúltera", según reza una frase popular de la época; la bebida era considerada el paso previo a la prostitución.
A pesar del obsesivo detalle con que Vermeer trabaja sus escenas, pocas veces esta claro el sentido que el autor quiere expresar; cada objeto puede tener un valor simbólico, en "Joven durmiendo", por ejemplo, algunos autores atribuyen a la bandeja con frutas sobre la mesa, la simbolización del pecado. Además de que Vermeer no ha dejado documento escrito alguno sobre su obra, se agrega el hecho que él mismo borró pistas que hubieran servido para descifrar mejor la escena que nos presenta. Lo hizo en varios de sus cuadros. La investigación con rayos X revela que la mujer que lee concentrada una carta a la luz de la ventana, originalmente tenía detrás, un cuadro de Cupido, referencia al amor del que podría hablar la misiva. Pero después de haberlo pintado con todo detalle, lo tapó y dejó la pared blanca, donde la luz brilla, decrece y se dispersa. De la mujer que se prueba un collar de perlas eliminó un laúd - símbolo de seducción - y un mapa en la pared del fondo, alusión dificil de descifrar, considerando además que los mapas son un motivo secundario que aparece en varias obras suyas como, p. ej., en "El arte de la Pintura". ¿Con qué intención nos presenta Vermeer esta engañosa sencillez de sus obras? "Hay muchas interpretaciones para cada cuadro y todas pueden se válidas", afirma el historiador y teórico Valeriano Bozal. Sin elementos que iluminen su sentido, sólo queda la fascinación que estas obras producen al espectador y lo sumergen en su atmósfera, a la vez, sencilla y cargada de misterio.
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