onstruida por orden del papa Sixto IV —de ahí su nombre—, entre los años 1473 y 1481 en el Vaticano, sus paredes laterales están decoradas con frescos de los más importantes pintores de la segunda mitad del siglo XV: Botticelli, Ghirlandaio, Perugino, Luca Signorelli y otros. Sin embargo, lo que la ha hecho ampliamente conocida por el público en general, son los frescos pintados por Miguel Ángel Buonarroti en la bóveda y en la pared posterior del altar.
El proyecto fue realizado por Baccio Pontelli y supervisó las obras el arquitecto Giovanni de' Dolci; su diseño no presenta características arquitectónicas destacables y sus dimensiones son 40.93 m de largo, 13.41 m de ancho, las medidas exactas del Templo de Salomón según el Antiguo Testamento, y su altura interior es de 20.70 m, cubierta con una bóveda de cañon corrido rebajada. Fue consagrada y dedicada a la Asunción de la Virgen el 15 de Agosto de 1483. Destinada como capilla personal del Papa, en ella canta el famoso coro de la Capilla Sistina. En esta capilla, al fallecer un Papa, se reunen los obispos para elegir al sucesor y permanecen encerrados en ella hasta que la elección se produce. Todas las paredes están cubiertas por frescos de los más importantes maestros de Florencia y la Umbría que fueron pintados entre 1481 y 1483. En la pared izquierda está representada la vida de Moisés y en la derecha hay escenas de la vida de Jesucristo. Trabajaron en ellas, además de los ya nombrados, Pinturicchio y Pier di Cosimo Rosselli.
En los costados de la bóveda, Miguel Angel pintó, alternativamente, gigantescas figuras de los profetas del Antiguo Testamento que anunciaron a los judíos la llegada del Redentor, y de las Sibilas que, según la tradición, predijeron la llegada de Cristo. Entre estas figuras, en el centro de la bóveda, pintó escenas de la creación y de la historia de Noé; distribuidas en nueve paneles separados por molduras y cornisas pintadas, figuras de niños jugando, figuras desnudas en las más diversas actitudes, y medallones alegóricos.
Por último, entre los años 1537 a 1541, Miguel Ángel pintó en la pared tras el altar, el Juicio Final, obra tan famosa como los frescos de la bóveda, y que le fuera encargada por el papa Paulo III.
La Creación de Adán
La Embriaguez de Noé
Tentación de Adán y Eva y Expulsión del Paraiso
Separación de la Luz y las Tinieblas
La Creación de Eva - ( y 4 ignudi)
Profetas
Fotografía: Internet - Dominio Público (vía apuntes.santanderlasalle.es)
Fotografía: Dominio Público (vía Wikimedia Commons)
Fotografía: Internet - Dominio Público (vía apuntes.santanderlasalle.es)
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Sibilas
Fotografía: Dominio Público (vía Wikimedia Commons)
Fotografía: Dominio Público (vía Wikimedia Commons)
Fotografía: Dominio Público (vía Wikimedia Commons)
Fotografía: Dominio Público (vía Wikimedia Commons)
El JUICIO FINAL
n setiembre de 1534, Miguel Ángel se establece definitivamente en Roma bajo la protección del papa Clemente VII, quien le sugiere la realización de un fresco en la pared del altar de la Capilla Sixtina con el tema del Juicio Final. Si bien Clemente VII fallece pocos días después, su sucesor Pablo III Farnesio le ratificó todos los constratos que el maestro había asumido en la Santa Sede. Probablemente en ese mismo invierno o en la primavera siguiente, Miguel Ángel comenzó a trabajar en el último fresco que quedaba realizar para completar la extraordinaria decoración de la Sixtina. El fresco fue terminado en 1541 y descubierto oficialmente el día de Navidad de ese año. Michelangelo, con una gran audacia, renuncia a plantear un entorno arquitectónico, superando así la tradición del diseño renacentista. Con total libertad en las proporciones de las figuras, con claroscuros que, en algunos sectores, sumergen en la penumbra las definiciones lineales de las figuras, mientras en otros sectores fuertes luces resaltan la energía de las masas compositivas e intensifican simbolismos, Miguel Ángel presenta en un espacio infinito, una estremecedora imagen de la humanidad, desnuda y sola en sus martirios y glorias de su hora final.
Fotografía: Dominio Público (vía Wikimedia Commons)
Detalle: Cristo juzgando las almas acompañado de la Virgen María
Fotografía: Dominio Público (via Wikimedia Commons)
Detalle: San Bartolomé, que en su martirio fue desollado vivo, sostiene su propia piel donde se cree que se autorretrató Miguel Ángel
Fotografía: Dominio Público (via Wikimedia Commons)
Detalle: La barca de Caronte (alusión mitológica y a la Divina Comedia de Dante) llevando los condenados al Infierno
Fotografía: Dominio Público (vía Wikimedia Commons); recorte del autor
Detalle: Un condenado al Infierno es arrastrado por demonios hacia su destino
Fotografía:
Detalle: Minos (alusión mitológica) —retrato de Biagio da Cesena— en las puertas del Infierno
Fotografía: Dominio Público (via Wikimedia Commons)