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El Vaticano: la Basílica de San Pedro


Basílica de San Pedro, 1505 - ca. 1660
Fotografía: Internet
E

l Estado de Ciudad del Vaticano, pequeño territorio de escaso medio kilómetro cuadrado enclavado en el corazón de la ciudad de Roma, es, posiblemente, el lugar que concentra la mayor cantidad de obras cumbre del Renacimiento, producidas por los mayores genios artísticos que ese período produjo. La Capilla Sixtina con los frescos de Miguel Angel; las Estancias Vaticanas con los frescos de Rafael; la “Piedad”, también de Miguel Angel; y la Basílica de San Pedro, la más imponente iglesia de la cristiandad, comenzada en 1505 y concluida a mediados del siglo XVII; en su creación participaron los más importantes arquitectos, escultores y pintores del Renacimiento y del Barroco italianos: Bramante, Rafael, Antonio da Sangallo, Miguel Angel, Domingo Fontana, Giacomo della Porta y, ya en el siglo XVII, Maderno y Bernini, para nombrar los más importantes.

Primitiva Basílica de San Pedro, ca.319-329
Reconstrucción - Detalles hipotéticos

Ilustración: Internet
Primitiva San Pedro, Planta
Ilustración: Internet

La historia de la Basílica de San Pedro comienza en el siglo IV cuando el emperador Constantino decide construír una importante basílica en el lugar donde había sido enterrado el apóstol, un enterramiento cristiano ubicado en la colina Vaticana, donde había un pequeño monumento conmemorativo del siglo II, y que se había constituido en lugar de peregrinación de los fieles. La fecha en que se decidió su construcción y comenzaron las obras no está determinada exactamente pero se la ubica entre los años 319 y 324; para 329 la basílica estaba terminada. El altar mayor de esta basílica se ubicaba en el crucero, frente a la nave mayor y exactamente sobre el lugar del sepulcro del “Príncipe de los Apóstoles”. Durante la Alta Edad Media fue el principal sitio de peregrinación en Occidente (al menos hasta comienzos del s.IX en que se descubre el sepulcro atribuido al apóstol Santiago, en Galicia) y multitudes de peregrinos asistían a los oficios en las amplias cinco naves de 119 m de largo y un ancho de 64 m. Las escavaciones arqueológicas realizadas bajo la actual basílica y las descripciones, dibujos y pinturas antiguos, nos brindan una idea bastante aproximada de como era esta primera basílica vaticana, aun cuando quedan muchos detalles librados a la imaginación.

Desde el siglo IV los papas residían en el Palacio de Letrán, residencia imperial que Constantino donara a la Iglesia para residencia del Obispo de Roma. Fue el papa Nicolás III (1277-1280) quien muda por primera vez su residencia al Vaticano; a partir de 1377 el traslado de la residencia Papal será definitivo. En 1503 es nombrado Sumo Pontífice el cardenal Juliano della Rovere, quien asume con el nombre de Julio II. Su pontificado estuvo orientado a devolver la independencia al papado, recuperando su esplendor y poder temporal; para lograrlo, además de las acciones políticas e, incluso, militares, el impulso a las artes era un aspecto importante de su plan. Fue el mecenas de Miguel Ángel, de Bramante y de Rafael, colocando a Roma como centro de la creación artística durante el siglo XVI, desplazando a Florencia, que lo había sido durante todo el siglo anterior.

Donato Bramante, Ilustración: Internet

En 1505 decidió la construcción de una nueva basílica en reemplazo de la primitiva Basílica de San Pedro poniendo a cargo del proyecto y ejecución de las obras al arquitecto Donato Bramante, luego de discutir y examinar proyectos de Julián da Sangallo, Fra Giocondo y del propio Bramante. La piedra fundacional se coloca el 18 de abril de 1506. En su diseño, Bramante propone una planta en cruz griega (los cuatro brazos iguales), tipo utilizado en las iglesias bizantinas desde el siglo IX, que con el agregado de capillas y sacristías entre sus brazos queda inscripta en un cuadrado resultando una planta central, —que con diversas variantes había sido utilizada desde los primeros tiempos del cristianismo para iglesias conmemorativas del martirio de un santo o capillas funerarias—, con cuatro ábsides sobresaliendo en parte, en los lados. Según la imagen acuñada en la medalla conmemorativa de la fundación de la basílica, su alzado hubiera tenido cuatro torres en los ángulos y una cúpula semiesférica sobre el crucero, muy amplia pero no tan elevada como la que finalmente realizara Miguel Ángel.

Al fallecer Bramante en 1514, la dirección de las obras fue puesta a cargo de Rafael Sanzio; entre este año y 1521 se discuten muchas variantes propuestas por Fra Giocondo, Julián da Sangallo, Baltasar Peruzzi, Antonio da Sangallo el Joven, y el propio Rafael. Los tres últimos habían sido discípulos de Bramante y recogido en la obra de San Pedro las enseñanzas del maestro. Rafael muere en 1520 y lo sucede al frente de la construcción Antonio da Sangallo el Joven, quien en 1538 concreta su proyecto para la basílica, modificando la planta con el agregado en el frente oriental de un profundo nartex flanqueado por torres en fachada y deambulatorios rodeando los ábsides de los otros tres brazos. Notemos que la Basílica de San Pedro está orientada a la inversa de lo habitual; las características del terreno y la exigencia de ubicar el altar sobre la tumba del apóstol, obligaron, ya en el s.IV, a ubicar el acceso hacia el Este. En su diseño aparecen claramente reforzados los pilares centrales que debían sostener la cúpula. A pesar de todas las visicitudos y las diversas propuestas que sufre el proyecto de la nueva basílica, la estructura espacial básicamente sigue siendo la propuesta por Bramante.

Antonio da Sangallo el Joven, Basílica de San Pedro, Planta; 1536
Ilustración: Internet
Miguel Ángel Buonarroti, Basílica de San Pedro, Planta; 1546 - 1564
Ilustración: Internet

En 1546, al fallecer Antonio da Sangallo, fue nombrado arquitecto de la obra Miguel Ángel Buonarroti; él dará su forma definitiva al diseño, simplificando la planta al eliminar las sacristías con torres de las esquinas del cuadrado diseñadas por Bramante; esto transformó los límites exteriores del espacio en un muro envolvente continuo, lo que dió gran unidad y coherencia al volumen del edificio. Miguel Ángel refuerza toda la estructura muraria ampliando fuertemente sus espesores y agranda aun más los pilares centrales, pues el eje de su idea es la erección de una imponente cúpula peraltada, sobre un importante tambor, que se elevaría bastante más que la propuesta originalmente por Bramante.

Miguel Ángel Buonarroti, Basílica de San Pedro, Cúpula, Vista exterior
Fotografía: Internet
Miguel Ángel Buonarroti, Basílica de San Pedro, Cúpula, Vista interior
Fotografía: Internet

La iglesia más grande del mundo tiene una superficie de piso de 21.477 m2, un largo de 186.35 m y 97.50 m de ancho; su nave mayor tiene una altura de 40 m. La cúpula se eleva a 132.50 m sobre el nivel del piso, tiene una circunferencia de 92 m y la inscripción que se ve como un cinto en la base de la cúpula reza: «Tu eres Pedro, y sobre esta Roca edificaré mi Iglesia, y te daré las llaves del cielo»;. las letras miden 2 metros de altura. Diseñada por Michelangelo, su construcción fue terminada veinticuatro años después de su muerte por Domingo Fontana y Jacobo de la Porta. Este último es el encargado de concluir el proyecto de Miguel Ángel; a su muerte en 1602 sólo queda por erigir la fachada y diseñar la plaza frente a la basílica. En 1605 es nombrado papa Pablo V quien decide prolongar la iglesia hacia el frente, transformando la planta de cruz griega de Bramante en una planta en cruz latina, tradicional de las iglesias de Occidente. El papado llama a concurso en 1607 para el proyecto y la realización arquitectónica de esta nueva propuesta, concurso que gana el arquitecto Carlo Maderno.

Basílica de San Pedro, Planta actual con la plaza de Bernini
Ilustración: Internet

Maderno prolonga la bóveda de cañon del brazo delantero, colocando a ambos lados una serie de capillas cubiertas con cúpulas ovales; en el exterior continúa el muro siguiendo el diseño establecido por Miguel Ángel, resaltando el frente con grandes columnas adosadas. Mediante el agregado de cuerpos laterales amplía la fachada, haciéndola más ancha que alta, solución opuesta a lo habitual en fachadas de iglesias, con el objetivo de hacer visible desde la plaza la cúpula. Este nuevo frente es construido entre 1607 y 1612, y se continúa con su decoración interior. En 1624, un joven escultor, Juan Lorenzo Bernini, es llamado por el papa Lorenzo VIII para realizar el baldaquino que cubre el altar mayor, que por tradición debe estar ubicado en el centro de la cruz, sobre la tumba del Apóstol Pedro, tarea que se completa en 1633. Es una obra escultórica de 28 m de alto con columnas salomónicas y totalmente realizada en bronce sobre un basamento de mármol. En la realización actuó como ayudante de Bernini, otro joven llamado Francesco Borromini, quien más tarde llegará a ser el más talentoso arquitecto del Barroco italiano. Desde la muerte de Maderno, en 1629, Bernini se hace cargo de la decoración interior de toda la iglesia, confiriéndole su aspecto actual.

Carlo Maderno, Fachada de la Basílica de San Pedro. 1607/1612
Fotografía: Alvezgaspar CC BY-SA 4.0 (via Wikimedia Commons)
Juan Lorenzo Bernini, Interior de la Basílica de San Pedro,
Fotografía: Internet

Quedaba por resolver el diseño de la explanada que se extiende delante de la basílica, diseño condicionado por la existencia del ala de uno de los palacios pontificios que avanzaba excesivamente desde la izquierda hacia el eje central del conjunto y un obelisco ya ubicado por Maderno a considerable distancia de la fachada. Bernini entonces divide la plaza en dos espacios: el primero con forma trapezoidal, enmarcado por dos alas edificadas que se cierran al alejarse de la iglesia hasta superar la interferencia del ala del palacio pontificio; salvado ese obstáculo las dos alas continúan en forma de columnata independiente que se curvan abrazando un segundo espacio de forma oval quedando el obelisco en la intersección de los ejes del óvalo. Concluída en la segunda mitad del siglo XVII, dió término a una accidentada historia constructiva que abarcó más de un siglo y medio, comprometió los esfuerzos y el talento de los principales artistas italianos de ese período y se desarrolló a lo largo de 22 papados.

Juan Lorenzo Bernini, Baldaquino, altar de la Basílica de San Pedro, 1633
Fotografía: Internet