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Apuntes

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La Pintura en el Antiguo Egipto


Imperio Antiguo

Friso
Fresco en la tumba de la Princesa Itet
Imperio Antiguo, dinastía IV, ca. 2700 a.C., Museo del Cairo
Fotografía: Wikimedia Commons
Nomarca Hirjuf
Bajorrelieve, tumba de Hirjuf, ca. 2300 a.C.
Fotografía: By Karen Green (IMG_6385) [CC BY-SA 2.0], via Wikimedia Commons
C

omo se ha dicho en las páginas principales de este capítulo dedicado al Antiguo Egipto, la producción artística del Imperio estuvo dedicada a la ambientación y arreglo de las tumbas. En sus muros interiores se relataba la biografía del difunto, los títulos y honores que logró, los hechos que protagonizó, sus hábitos, tareas o divertimentos y la forma en que las desarrollaban. Todo en el contexto de las creencias religiosas de este pueblo que concebía la muerte como un paso hacia otra vida, bella, eterna y placentera junto a los dioses.

En el fresco hallado en la sepultura de una princesa de la IV dinastía, puede verse algo habitual en estas representaciones funerarias: escenas de la vida cotidiana. En el nivel superior una cacería de aves donde se aprecia la técnica empleada; en el inferior un agricultor arando la tierra. Puede observarse además, la disposición de las escenas en registros horizontales y la convención, ya plenamente establecida en tan temprana época, sobre como representar el cuerpo humano (aunque en el nivel inferior se da un raro intento de representación de perfil con los hombros muy avanzados y el brazo izquierdo saliendo por detrás del derecho). La convención aludida —cabeza de perfil, ojo de frente, torso de frente, brazos y piernas de perfil y los dos pies derechos— se observa con claridad en el bajorrelieve de la tumba de Hirjuf, junto a estas líneas. La ausencia de sombras o modelado de las figuras, su dibujo lineal rellenado de colores planos, otorgan a las figuras una planitud total, no hay indicación alguna de espacio ni de volumen. Este estilo plano de representación se mantendrá a lo largo de los 3000 años de historia del Antiguo Egipto.

Imperio Medio

Khnumhotep
Tumba de Khnumhotep II, ca. 1900 a.C.
Fotografía: Internet
L

a tumba de Khnumhotep II o Jnumhotep, de Orix, nomo 16 del Alto Egipto, durante el reinado de tres faraones de la duodécima dinastía (Imperio Medio), ubicada en la necrópolis de Beni Hassan, es conocida por el buen estado de conservación en que fue hallada. En esta foto vemos la pared principal de la tumba. El zócalo, los laterales y el dintel de la puerta, así como la parte superior de las escenas pintadas, están cubiertos por jeroglíficos que dicen quién fue Khnumhotep y los títulos y honores que obtuvo a lo largo de su vida, sus antepasados, los integrantes de su familia y un relato ensalzando los hechos que protagonizó como funcionario real.

También se puede leer los días en los que se deben llevar presentes y ofrendas al difunto, así como las oraciones que se debían rezar. A la izquierda la pintura lo muestra cazando aves con un arma similar a un bumerang, lo acompañan su esposa Keti, su concubina Jat y uno de sus hijos, que ostenta el cargo de Superintendente de Fronteras. Todos sobre una barca de papiro. Aquí se hace patente la perspectiva jerárquica con la exagerada diferencia de tamaño entre los personajes que comparten la barca. Debajo de esta imagen, un friso nos muestra unos pescadores que, al mando del superintendente Mentuhotep, logran una abundante captura.

Sobre el dintel de la puerta puede verse a Khnumhotep cazando aves con una red (esta última vista desde arriba). El cazador está escondido detrás de una pantalla vegetal sosteniendo la cuerda de la red que está estendida en la superficie del estanque; cuando las aves se posan sobre ella atraidas por algún cebo, el cazador cierra la red tirando de la cuerda y las aves quedan atrapadas. El mismo sistema de caza que fue representado en el fresco de la tumba de la princesa Itet (arriba), casi 1000 años antes. Ejemlplos de cuan informativas es el arte egipcio sobre técnicas y costumbres. En el panel de la derecha Khnumhotep aparece pescando con un largo arpón. Nuevamente podemos observar las convenciones de la pintura egipcia al prescindir del agua para mostrar entre las cañas el lugar donde estaban los peces. Debajo de esta escena se relata un divertido hecho: uno de los hombres que acompañaban al nomarca ha caido al agua y sus compañeros "lo pescan". Un indicio del proceso hacia un mayor realismo y acentuación de la dimensión humana en la representación, que se da durante el Imperio Medio.


Caravana
La caravana de asiáticos
Tumba de Khnumhotep II, ca. 1900 a.C.

Fotografía: By NebMaatRa [GPL, GFDL or CC-BY-SA-3.0], from Wikimedia Commons

En la pared norte de esta tumba se encuentra un friso que se ha hecho muy conocido. En el se representa una caravana comercial de un pueblo asiático encabezada por el patriarca Abisha, que traía, entre otros productos, gacelas. Khnumhotep II tuvo a su cargo la recepción de dicha embajada según señala en su biografía. Este friso ha dado lugar a un intenso debate dado que algunos creen ver en él una alusión al éxodo judio referido en la Biblia, sin que haya ninguna evidencia en apoyo a tal interpretación, por el contrario habría serias inconsistencias respecto de la época en que se hubicaría tal éxodo y el momento en que vivió y actuó el nomarca de Oryx enterrado en esta tumba.

Caravana-dibujo
La caravana de asiáticos
Representación dibujada del friso completo

Imagen: Internet

Imperio Nuevo

Tumba de Nebamun
Tumba de Nebamun:
Bailarinas y Músicos, ca. 1350 a.C.

Fotografía: By Old Egyptian Painter [Public domain], via Wikimedia Commons
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a tumba de Nebamun, datada alrededor del 1400-1350 a.C., estaba ubicada en la Necrópolis de los Nobles de la ciudad de Tebas, que fuera capital del Antiguo Egipto durante los Imperios Medio y Nuevo. Nebamun fue un funcionario de nivel medio con título de Escriba y Contable en el Granero de Cereales del Divino Amón. Si bien no era un título de mucha importancia, como trabajaba en el templo de Karnac, de gran poderío en la época del Imperio Nuevo, Nebamun pudo construirse una tumba cuyas pinturas son consideradas de las más bellas del antiguo Egipto. Este tipo de tumbas, —excavadas en las estribaciones rocosas cercanas a la ciudad—, no solamente cumplen la función de enterramiento, también cuentan con una capilla funeraria accesible donde familiares y allegados celebraban en determinadas fechas, ceremonias en honor del difunto alli sepultado. La tumba fue descubierta en 1820 por Giovanni d'Athanasi, quien colaboraba con el consul británico en Egipto, Henry Salt, que durante su estadía en ese país, acumuló una importante colección de arte del Antiguo Egipto. Las principales pinturas fueron retiradas de la tumba y llevadas al Museo Británico, donde se encuentran actualmente en exhibición. La extracción de estos frescos fue realizada a principios del siglo XIX, sin los cuidados y técnicas con que hoy se cuenta y, probablemente, estos trabajos hallan dañado seriamente la tumba. Su descubridor nunca quiso revelar la ubicación, por lo que hasta hoy no ha sido posible hallarla nuevamente.

Banquete
Tumba de Nebamun: Escena del Banquete, ca. 1350 a.C.
Fotografía: Old Egyptian Painter / Public domain

La riqueza descriptiva de las imágenes procedentes de esta tumba, el sentido del movimiento y el dinamismo general de las escenas, nos muestran al arte egipcio alcanzando su máximo esplendor y sobreponiéndose a los rígidos límites que las viejas leyes de estilo y composición le imponían, sin abandonarlas totalmente. La escena del banquete fue un motivo habitual en la decoración funeraria de las capillas durante la dinastía XVIII. Muestran la reunión en la tumba de amigos y familiares del personaje allí sepultado, donde comen y beben en su honor, mientras se distraen con músicos y bailarinas. Pero en estas imágenes pueden observarse elementos poco o nunca vistos en el arte egipcio. En el fragmento con los músicos y bailarinas vemos dos rostros pintados de frente en dos figuras femeninas, una flautista y a su lado una joven que parece tocar algún tipo de . Esto podría deberse a que siendo mujeres de clase baja, el artista podía no estar obligado a sujetarse a las normas de representación como en el caso de los personajes de la clase alta. Obsérvese el detalle de los pies de las jóvenes que por la posición en que están sentadas, se los ve por sus plantas con todos los dedos cuidadosamente dibujados. Asimismo vemos a la bailarina en primer plano correctamente representada de perfil y en ambas la linea suavemente curvada de sus vientres, un realismo naturalista que será frecuente en las representaciones de la revolución amarnense, aproximadamente contemporánea o inmediatamente posterior a Nebamun. La parte del fresco que nos presenta a los asistentes al banquete es sumamente expresiva y dinámica, con los sirvientes —jóvenes semidesnudas— Piessirviendo a los invitados secundadas por esclavos, por la variedad de actitudes y posiciones corporales, la alternancia en la orientación de las cabezas de perfil, todo da un efecto dinámico y muy natural para una reunión de estas características. La representación, que sigue en general, las reglas convencionales, presenta sutiles diferencias que la alejan del hieratismo antiguo. Nuevamente un pequeño detalle nos da una pista clara sobre el proceso que ha seguido el arte egipcio en su camino hacia un realismo más natural y humanizado. Observen los pies de los personajes sentados, ya no hay dos pies derechos, está el pie izquierdo representado con sus cinco dedos y las uñas pintadas de blanco!

Cazando
Nebamun cazando entre papiros
Tumba de Nebamun, ca. 1350 a.C.

Fotografía: British Museum Public domain, (via Wikimedia Commons)

Otros frescos que han alcanzado amplio conocimiento por su gran calidad, notable composición y riqueza de detalles, son el que muestra a Nebamun cazando en una charca entre papiros y una representación del jardín del Mas Allá (que las creencias egipcias ubicaban en el Oeste). El primero de ellos, que vemos a la izquierda, nos presenta a Nebamun cazando aves en un pantano, poblado de peces, flores de loto, papiros, mariposas, gran cantidad de aves y hasta un gato que también parece haber tenido éxito cazando pues sujeta un pato con su boca y sostiene otras dos aves entre sus garras. La figura de Nebamun domina la escena sosteniendo un arma arrojadiza en forma de serpiente en su mano izquierda y tres garzas aleteando en su derecha. Detrás de él aparece su esposa y entre sus piernas su joven hija. Esta escena puede considerarse como una escena idealizada de lo que fue la vida cotidiana de este funcionario y también como lo que él espera que sea su vida después de la muerte.

La presencia de un gato es frecuente en los frescos funerarios y se han dado varias explicaciones para esto. Los gatos eran importantes en el Antiguo Egipto para cazar ratones, protegiendo así de las pestes los granos almacenados. También era común que los tuvieran como mascotas de la familia y eso sería otra justificación para su presencia en la decoración de las tumbas ya que aparecían junto a otros miembros de la familia. Otra hipótesis supone que se los llevaba en las jornadas de caza para "levantar" la presa escondida entre la vegetación y recuperarla una vez abatida. Aunque esta idea figura en una página de la web del British Museum, personalmente no la considero muy probable dado la conocida adversión de los gatos al agua.

El Jardín Occidental o del Más Allá
Tumba de Nebamun, ca. 1350 a.C.

Fotografía: British Museum Public domain, (via Wikimedia Commons)

El artista eqipcio responsable de estos frescos, en éste no se permitió desviarse del antiguo canon establecido para la representación de los cuerpos y la perspectiva jerárquica que debía aplicarse, suponemos que por estar representando a un noble funcionario del reino. Pero toda su maestría se manifiesta en la finura y presición aplicadas a la reproducción de los detalles y texturas de las plantas y animales representados. El pelaje del gato, el plumaje de las aves, el brillo plateado de los peces, las alas de las mariposas, todo hace tanto a la notable belleza de la imagen como a que sea posible identificar claramente las especies de animales y plantas. Lo mismo puede decirse de la pintura que nos presenta el Jardín Occidental.

Esta obra muestra, un paradisíaco jardín con un estanque en el centro, poblado de peces tilapia, un par de patos con sus crías, flores, brotes y hojas de loto. El borde del estanque está rodeado de papiros y otras plantas y por tres de sus lados de árboles: sicomoros, palmeras e higueras. Un tema sagrado ha merecido por parte del pintor un completo seguimiento de las antiguas normas; el estanque visto desde arriba, animales, plantas y árboles de perfil, para lograr la más clara comprensión de las formas representadas. Alineamientos horizontales y verticales son claramente perceptibles. Un orden que representa el orden superior que rige el mundo de la vida terrenal y, más aun, el de la vida después de la muerte. Como en la ilustración anterior, el artista ha desplegado su aguda observación de la naturaleza en los más finos detalles, permitiendo identificar las especies de plantas y animales representadas.

En la esquina superior derecha se encuentra la diosa Nut, diosa del cielo y garante del renacimiento, con una ofrenda de frutas. La pintura continuaría hacia la derecha donde aparecería Nebamun, posiblemente acompañado por su esposa, siendo recibidos por la diosa que les daba la bienvenida a un mundo paradisíaco de belleza y felicidad eternas.