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El Urbanismo en Grecia


E

n el período de formación de Grecia, una vez acabado el tiempo de invasión del territorio, se comenzó a estructurar la organización económica de cada grupo colonizador, que junto con su aspiración a la independencia política y económica, sienta las bases para la formación de la "ciudad-estado" griega. El punto de partida urbanístico será la ciudad fortificada y los centros comerciales y de culto micénicos. «En muchos lugares toma impulso el urbanismo gracias al sinecismo: varios pueblos de una región que se unen, trasladándose sus habitantes a una ciudad en el centro de su área. Se mantienen las propiedades que son cultivadas por esclavos o por la antigua población sometida. La ciudad recibe después la afluencia de comerciantes y artesanos. Se constituye la típica estructura política, económica y social de la polis con su núcleo urbano y su periferia rural, su aristocracia y su demos[1]

Esmirna
Reconstrucción hipotética de la ciudad de Esmirna en el s.VIII a.C.
Imagen: Internet

El urbanismo arcaico se caracteriza por no tener un sistema de organización del espacio preconcebido. Calles y barrios se van adaptando a las características topográficas del lugar y el crecimiento de la ciudad es espontáneo y se va definiendo sobre el terreno a medida que surge la necesidad de expansión. La idea griega de polis es político-social, no incluye una concepción arquitectónico-espacial ni simbólica en lo formal. La rivalidad entre ciudades o la conflictividad con los pueblos invadidos por las colonias de Jonia o la Magna Grecia hace que las murallas se conviertan en la condición y símbolo de la independencia de la ciudad-estado. Los centros organizadores de estas ciudades arcaicas serán las antiguas acrópolis, incluidas dentro del égido urbano como fortalezas-refugio y centros de culto y las plazas, en especial el ágora, que se convierte en el centro de la vida pública. Y por último, a nivel de la región, la formación de santuarios, por lo general, en antiguos lugares de culto.

La destrucción ocasionada por las guerras o el ímpetu colonizador griego que llevó a la fundación de nuevas ciudades, generaron la necesidad de contruir nuevos barrios con sus espacios civicos y de culto. La concepción democrática que va avanzando en el espíritu griego impone, especialmente en las nuevas colonias, la asignación de lotes y solares iguales a todos los integrantes de la empresa fundadora. Estas circunstancias fueron propicias para que surgiera un método de planificación urbana más racional en la organización del espacio de la ciudad y de sus distintas funciones. La regularización de la trama vial parece haber aparecido en algunas antiguas ciudades de Jonia y de la Magna Grecia ya en los siglos VII y VI a.C. Y aún en terrenos con fuerte pendiente, el trazado de calles regularizado se mantiene. Un diseño previo —planificación urbana— se impone a la topografía en lugar de ser la topografía la que condicione el trazado vial —urbanismo arcaico—.

Este proceso histórico de formación de la polis es inseparable del paralelo proceso de formación del espíritu griego cuya culminación será la cultura griega clásica. Asi lo sintetiza Fernández Alba:

«Su formalización espacial habría sido el largo resultado de una síntesis que se traduciría en una estructura multiforme donde el espíritu y las transacciones de los hombres pudiera tener acogida. Su origen y evolución posterior iba a permitir que en los reductos de esta espacialidad pudiera desarrollarse el anhelo más significativo de todo el proceder griego: el establecimiento de la Libertad. La ciudad recogía en su forma la trama de su densa y penetrante cultura, edificaba el lugar donde asentar los ideales ciudadanos, proporcionaba espacios para dirimir las leyes de su coexistencia social y facilitaba, mediante la belleza de su arquitectura, los ámbitos necesarios para poder ejercer otro de los hallazgos sorprendentes de esos pueblos: la Razón».[2]

Mileto
Mileto: nueva planta urbana, s.V a.C.
Ilustración: Müler y Vogel, op. cit., pag. 166

Referencias

1) Ágora Sur; 2) Bouleuterion; 3) Gimnasio; 4) Santuario de Apolo Delphinion; 5) Ágora Norte; 6) Porticos (Stoas); 7) Templo; 8) Templo de Atenea; 9) Estadio; 10) Gimnasio; 11) Ágora Oeste; 12) Teatro; 13) Muralla; 14) Puerto Norte; 15) Barrera del puerto; 16) Puerto Oeste; 17) Antigua acrópolis.

Fué Hipodamo de Mileto, nacido hacia el año 510 a.C., quien finalmente impone el urbanismo regular tanto en la teoría como en la práctica. Participó en el planeamiento del Pireo, la ciudad-puerto de Atenas, y otras ciudades, pero la obra que lo consagró fue el plan para la reconstrucción de Mileto, su ciudad natal. Y tanto fue así, que el esquema urbanístico de red vial en damero, que buena parte de las ciudades modernas tiene, recibe el nombre de sistema hipodámico.

La unidad básica de este sistema es la ínsula, una manzana rectangular entre cuatro calles. En la época clásica (s.V a.C.) varios teóricos como Jenofonte, Hipócrates y el propio Hipodamo, unieron principios urbanísticos arcaicos de aplicación en barrios residenciales con el ordenamiento regular del sistema hipodámico, resultando cuatro características principales:

  • Barrios casi exclusivamente residenciales, sin equipamiento comercial o de servicios como mercados o edificios públicos, ni jardines o tierras cultivables, las que se ubicaban en el extrarradio de la ciudad.

  • Edificación total de las parcelas con muros medianeros compartidos.

  • Unidades de vivienda cerradas al exterior, volcadas a un patio interior que proveía iluminación y ventilación.

  • Jerarquización vial con calles principales generalmente, pero no necesariamente, en dirección N—S, corriendo las secundarias perpendiculares a las principales.
  • Las ventajas del urbanismo racional no llegan a reemplazar por completo a los agrupamientos urbanos arcaicos, irregulares y adaptados al terreno. Estos perdurarán durante siglos, especialmente en las islas y en las antiguas ciudades continentales, si además, no había cambios en las condiciones de propiedad del terreno. En algún caso, coexistieron ambos sistemas, quedando la ciudad dividida en casco antiguo y ciudad nueva.

    El poblado jonio de Mileto se fue desarrollando alrededor de una antigua acrópolis micénica, creciendo rápidamente y convirtiéndose en un centro comercial, político y espiritual de la región en la época arcaica. Arrasado por los persas en 494 a.C., tras su liberación en 479 a.C. comenzó su reconstrucción. La nueva planta de la ciudad recoge la teoría y experiencia acumulada por el urbanismo griego. Se aparta de la antigua acrópolis, trasladando la ciudad a la península que se proyecta hacia la bahía, en la desembocadura del río Meandro (actual Büyük Menderes). La retícula ortogonal de la red vial se adapta habilmente al contorno irregular del terreno como a los variados niveles topográficos de la península y las manzanas del damero se van escalonando sin romper el diseño.

    Las dos ensenadas más profundas de la costa oeste de la península, se destinaron a puertos. Al norte, el puerto militar, aprovechando la forma de tubo estrecho y fácilmente defendible, para fondear la flota de guerra. Más abajo, en una bahía algo más abierta, se ubicó el puerto comercial. En ambos puertos se originan dos amplias zonas públicas; del puerto militar y en dirección N-S, se desarrollan dos ágoras con sus stoas (más abajo hablaremos de ellas), el templo de Apolo Delphinion y el Bouleuterion. Del puerto comercial y en dirección O-E, se abre una ancha franja destinada a la plaza del mercado, que se completará posteriormente hacia el O con una nueva ágora, el estadio y el gimnasio. Ambas áreas públicas se encuentran en el centro de la ciudad y sirven como articulación de tres barrios residenciales. Una muralla con torres sigue el contorno de la península protegiendo a toda la ciudad. La antigua acrópolis queda como fortaleza-refugio al sur de la nueva ciudad, rodeada por una muralla independiente. Toda el área pública se fue construyendo en varias etapas a lo largo de 200 años, siguiendo siempre la modulación establecida por la grilla viaria, en cambio, los barrios residenciales crecieron rapidamente. El teatro se construyó aprovechando una colina sobre la costa occidental, frente al puerto comercial.

    Puerta del Mercado
    Pueta del Mercado, Mileto, ca. 120 - 130 d.C.
    Pergamon Museum, Berlín, Alemania.

    Fotografía: Internet (www.raicesdeeuropa.com)

    La retícula vial sólo tiene tres calles principales; dos atraviesan el barrio sur, una en dirección N-S y la otra en dirección E-O, cruzándose cerca del ágora sur. La tercera parte entre las ágoras norte y sur y conduce hasta la puerta de la ciudad en el puerto comercial. (Esta puerta, un propíleo dórico que fuera seriamente dañado durante un terremoto, en época del emperador Adriano fue reconstruida de modo monumental en orden corintio y compuesto. Hoy se halla en el Museo de Pérgamo en Berlín.) Las calles principales tenían un ancho de 7.70 a 8.50 metros, mientras el resto de las calles secundarias median entre 4 y 4.50 metros de ancho.

    Las manzanas o "ínsulas" no son todas iguales. Las del barrio sur son más amplias que las de los barrios más antiguos del norte. El módulo básico era de 29.5 por 51.5 m, pero no fue seguido estrictamente. La manzana se podía subdividir en parcelas de diferentes superficies, desde 380 m2 hasta 1520 m2, un módulo completo. Este ordenamiento se mantuvo durante siglos como base ordenadora del crecimiento de la ciudad y sirvió de modelo para muchas otras ciudades —Pireo, Turioi, Magnesia, Priene, Cnido, Olinto, Megalópolis o Selinunte—, debido a su potente racionalidad. El sistema hipodámico de planificación urbana fue llevado por los griegos hacia el oeste hasta territorio etrusco-romano y hacia el este, durante el helenismo, hasta los territorios de las grandes civilizaciones antiguas con las fundaciones de, por ejemplo, Alejandría o Dura-Europos.

    Una interesante variante de este sistema se da en la ciudad de Olinto. Esta ciudad resurge entre el 440 a.C. y el año 330 a.C., tras haber sido destruida durante las Guerras Médicas. Como en Mileto, se organiza siguiendo un plan urbanístico determinado de antemano. La planificación establece una red vial jerarquizada en tres tipos de calles.

    Olinto
    Ínsula tipo de la ciudad de Olinto, s.IV a.C.
    Fuente: Wrner Müler y Gunther Vogel, Atlas de arquitectura, vol.1, Alianza Editorial, Madrid, 1992

    Las principales, que acumularán la mayor circulación, corren de N a S y miden 7 m de ancho y 35.5 m de longitud entre bocacalles. Las secundarias, transversales a las principales y de menor tránsito, miden 5 m de ancho y 86.5 m de largo. Las ínsulas resultantes son un alargado rectángulo con lados en proporción 5:2.

    Pero las ínsulas, a su vez, están divididas a lo largo por una callejuela de servicio de 2 m de ancho. Los frentes de las viviendas dan a las calles secundarias, más tranquilas, y tienen un acceso secundario por esta calle de servicio. (Es interesante señalar que muchos barrios residenciales edificados durante el s.XX en diversas ciudades norteamericanas, fueron planidicados con el mismo tipo de organización vial.) Cada sector de las ínsulas se dividía en cinco parcelas iguales de 17.30 m de frente por 16.75 de profundidad.

    La planificación de Olinto representó un avance importante con respecto al sistema aplicado en Mileto y responde a un nuevo ideal de ciudad que habían planteado algunos teóricos innovadores. Se tuvo en cuenta el clima y la orientación (viento, sol de invierno y de verano); la circulación está diferenciada según la intensidad del tránsito y de ésta devienen sus diferentes anchos; en las ínsulas solamente puede haber algún taller o tienda. El barrio comercial se encuentra en las cercanías de la plaza del mercado.



    Ágoras y Stoas



    Ágora Atenas s.V
    Planta del Ágora de Atenas en el s.V a.C.
    Ilustración: User:Madmedea, key corrected by User:LlywelynII / CC BY-SA

    Referencias

    1.- Patio con Peristilo (Tribunal de Justicia); 2.- Ceca (Casa de Moneda); 3.- Fuente; 4.- Stoa Sur I; 5.- Heliea (Tribunal Supremo); 6.- Strategeion; 7.- Colina del mercado; 8.- Tholos (Pritaneo); 9.- Horos (hito límite del Ágora); 10.- Monumento a los héroes epónimos; 11.- Metroón (Archivo estatal); 12.- Bouleuterion; 13.- Templo de Hefesto; 14.- Templo de Apolo Patroos; 15.- Stoa de Zeus; 16.- Altar de los Doce Dioses; 17.- Stoa Basileos; 18.- Templo de Afrodita Urania; 19.- Hermas; 20.- Stoa Pecile.

    Ágora Atenas s.II
    Planta del Ágora de Atenas en el s.II a.C.
    Ilustración: op.cit., pág.170
    Referencias

    1.- Vía Panatenaica; 2.- Puerta de entrada; 3.- Stoa de Hermes; 4.- Stoa Pecile; 5.- Altar de los Doce Dioses; 6.- Stoa de Zeus; 7.- Templo de Apolo Patroos; 8.- Metroón; 9.- Bouleuterion; 10.- Tholos; 11.- Strategeion; 12.- Stoa Central; 13.- Stoa sur II; 14.- Heliea; 15.- Pabellón del Manantial; 16.- Ceca; 17.- Stoa de Atalo; 18.- Templo de Hefesto; 19.- Sala Hipóstila; 20.- Templo de Afrodita.

    Si hubo un elemento imprescindible en toda ciudad griega, planificada o no, fue el ágora. En general, era la plaza del mercado, pero, más significativo aún, era el centro de la vida pública. No solo albergaba el comercio y la industria sino también toda la actividad social y política de la polis. Era el lugar de encuentro de toda la ciudad, escenario de asambleas, discusiones y debates, fiestas y actos oficiales. El ágora, como toda plaza, se define por los edificios públicos que la rodean; el gobierno, corporaciones y ciudadanos ricos ordenaban construir stoas, altares, fuentes y estatuas. El prestigio de una ciudad griega se expresaba en la importancia y calidad de sus murallas, sus templos y el o las ágoras. A medida que una ciudad crece, no sólo en población sino también en importancia política frente a las otras ciudades de la región, las funciones sociales y políticas del ágora adquieren una relevancia cada vez mayor, desplazando la plaza del mercado hacia espacios adyacentes o cercanos.

    La evolución a través del tiempo de las ágoras, su crecimiento y los cambios en los edificios que las rodean, documenta con presición las distintas épocas políticas de las ciudades-estado y las transformaciones del urbanismo griego desde la época arcaica hasta el helenísmo. El ágora de Atenas se convierte en la principal plaza pública del Ática a medida que Atenas deviene la ciudad dominante de la región. Su conformación va sufriendo cambios sin seguir un plan preconcebido sino respondiendo a la dinámica política que llevó a esta polis a ser la ciudad hegemónica de Grecia.

    Hefesteión
    Templo de Hefestos y Atenea. 449 - 415 a.C.
    Fotografía: ©Guillaume Piolle

    Con un desnivel de N a S de 10 m, esta amplia plaza ha sido bordeada, en el correr de los siglos, por edificios y conjuntos arquitectónicos que le dieron un formato trapezoidal de longitudes variables entre los 110 y 170 m. El principal grupo de edificios públicos de época clásica, se ubica a lo largo de la falda E de la colina del mercado, dominado por el templo de Hefesto y Atenea Ergane (el Hefestión), al que se asciende por una escalera excenta. Al pie de la ladera se alínean las stoas de Basileos y de Zeus —en realidad un lugar de culto, extrañamente construido como stoa en vez de templo—; luego un templo consagrado a Apolo, el Bouleuterion, lugar de reunión de la "boulé", el consejo administrativo de la ciudad, y el Metroón, que fue el primer Bouleuterion y archivo de estado hasta la construcción a su lado oeste del nuevo; siguió siendo archivo y también era santuario dedicado a Rea, madre de los dioses olímpicos. Siguiendo hacia el sur, se hallaba el Tholos donde los pritanos (funcionarios de la Boulé) se encargaban de mantener siempre ardiendo el fuego sagrado de la ciudad; finalmente, en el vértice SO del ágora, se hallaba un edificio trapezoidal de cuya función no hay pruebas concluyentes, pero se supone que era el lugar de reunión de los estrategos, un consejo de diez miembros que discutía y decidía sobre finanzas y política interior y exterior.

    Estos edificios fueron construidos en el siglo V a.C., luego que la invasión persa destruyera los que existían desde el s. VI a.C. También de esta época son la Stoa Pecile en el lado N del ágora y la Stoa Sur I. Ya en época helenística el lado Sur es reformado construyendose una nueva stoa más amplia e imponente, la Stoa Central, delante de la anterior Stoa Sur I, la que es reconstruida detras y paralela a la Stoa Central, quedando entre ambas una pequeña plaza alargada. A continuación de esta Stoa Sur II permanecen la sede del Tribunal Supremo (Heliea) y la fuente del manantial. Sobre el lado E se construye otra monumental stoa, la Stoa de Atalo (ver a continuación). De este modo, el Ágora de Atenas va creciendo a compás del dinamismo propio de la ciudad, convirtiéndose en una plaza espectacular acorde con la monumentalidad arquitectónica helenística, pero siempre dentro de un proceso improvisado, espontáneo y de adaptación a la topografía del lugar.

    Ágora de Mileto
    Ágoras N y S de Mileto, s.IV a s.II a.C.
    Ilustración: Ibíd.

    Por el contrario, en una ciudad planificada en base al sistema hipodámico, la evolución a través de los siglos se desenvuelve dentro de la retícula predeterminada, sin que esto imponga un esquematismo rígido. La construcción del centro neurálgico de la ciudad de Mileto, sus ágoras norte y sur, abarcó alrededor de 200 años y fue ocupando los espacios que, previstos de antemano, se habían dejado libres entre los barrios residenciales, al sur del puerto militar y al este del puerto comercial. Así se pudieron implantar plazas y edificios públicos en el momento oportuno y en los lugares funcionalmente adecuados.

    Ruinas
    Ruinas del Ágora Sur de Mileto
    Fotografía: Internet

    Probablemente, durante el s.IV a.C. se desarrolló el gran complejo al sur del puerto N, el puerto militar, con una gran stoa en dirección E—O y su plaza completamente rodeada por otras stoas. La construcción de alas adicionales formó una plaza abierta que cierran por el lado E el templo de Apolo Delphinios y el Gimnasio. Esta plaza se prolonga hacia el sur por delante del Bouleuterion, y es un espacio arquitectónico tranquilo y libre entre los edificios en los que transcurre la vida de la ciudad. A mediados del s.II a.C. ya estaba construida el Ágora Sur. Con una superficie de 12 manzanas, casi iguala en extensión al ágora de Atenas, es el típico formato de ágora helenística, cerrada por stoas en sus cuatro lados y con la circulación a través desplazada lateralmente, lo que evita la formación de un eje con el ágora N y, a la vez, siguiendo la tradición egea, deja libre de circulaciones el area de la plaza (al contrario de lo que ocurría en el ágora de Atenas), con un claro beneficio para las actividades sociales y políticas que allí se desarrollaran.

    Como hemos visto, un elemento inseparable del ágora es la stoa o "estoa". Es un espacio arquitectónico cubierto conformado por una galería de columnas o pilares, de forma rectangular muy alargada, que, según el caso, podía estar cerrada por muros en uno o sus dos lados laterales cortos y, casi siempre, en el lado opuesto a la columnata. Era el tipo de edificación mayormente elegido para cerrar el espacio del ágora junto a otros edificios públicos. Su función básica era ofrecer una protección de la lluvia y del sol a los ciudadanos que se reunían en el ágora. Sus orígenes nos remontan al s.VII a.C. pero ya en época clásica, sus funciones se incrementan: es punto de encuentro de todos los ciudadanos, galería de exposiciones (stoa Pecile, Atenas), sede judicial, sede de culto (stoa de Zeus Eleutherios, también en Atenas —un raro caso—), y albergó puestos comerciales. De una de las stoas del ágora de Atenas deriva el nombre de la corriente filosófica conocida como estoicismo, pues fue en la stoa Pecile donde el filósofo Zenón de Citio reunía a sus discípulos para impartir y debatir sus enseñanzas (ca. 300 a.C.).

    Stoa Atalo
    Planta de la Stoa de Atalo, ca. 140 a.C., Atenas
    Ilustración: Ibíd.

    Si durante el s.V a.C., las stoas fueron edificios excentos de mediano tamaño distribuidos a lo largo de los límites de las plazas, el helenismo las convirtió en grandes edificios de varias naves y dos plantas con largas alineaciones de columnas, dándole a las plazas un carácter monumental. De la stoa de Atalo, construida por orden del rey Atalo II de Pérgamo hacia el año 140 a.C., ha podido conocerse su planta y características formales a partir de los hallazgos hechos en las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en el ágora de Atenas. Entre los años 1953 y 1956, con fondos donados por John D. Rockefeller Jr., fue reconstruida fielmente para ser utilizada como museo y depósito, laboratorio y oficina de excavaciones del yacimiento arqueológico del ágora.


    Reconstrucción
    Reconstrucción de la Stoa de Atalo, Atenas
    Fotografía: A.Savin (Wikimedia Commons · WikiPhotoSpace) / CC BY-SA

    Vista del extremo
    El Metro de Atenas pasando junto a la Stoa de Atalo
    Fotografía: Christos Vittoratos - Dominio público (via Wikimedia Commons)

    Vista
    Stoa de Atalo, ca. 140 a.C., Atenas
    Fachada (sector)

    Ilustración: Ibíd.

    Con 116.5 m de largo y 2 plantas de alto, cerraba el lado E del ágora. Elevada sobre un zócalo de tres escalones, a la manera de la crepidoma de un templo, que le daba mayor imponencia y servía para compensar las diferencias de nivel de la localización, presentaba dos columnatas que dividían el espacio interior en dos naves, las de planta baja en orden dórico y las de la planta superior, jónicas. La columnata interior tenía un intercolumnio doble del de la exterior. En los lados menores la primer nave estaba cerrada por sendas cajas de escaleras, mientras la nave interior estaba abierta en sus laterles con aventanamientos, un arco de medio punto en planta baja, una vano rectangular dividido por dos columnas jónicas en la planta alta. Cerraba el lado posterior de la stoa, en ambas plantas, una serie de 21 locales por planta para tiendas y talleres.



    Notas


    [1] Werner Müller y Gunther Vogel, Atlas de arquitectura 1, pág. 165, Alianza Editorial, 1992, Madrid.

    [2] Antonio Fernández Alba, Madrid, julio de 1984, en el prólogo a la primera edición de El clasicismo en Arquitectura - La poética del orden de Alexander Tzonis, Liane Lefaivre, Denis Bilodeau; Ed. Hermann Blume, Madrid, 1984.