El primer edificio alto (planta baja y 5 pisos, ampliado a 7 pisos en 1888) con estructura mixta: grandes pilares de mampostería, muy espaciados, y entre ellos estructura metálica. En 1885, Le Baron Jenney construirá el Home Insurance Building con estructura totalmente metálica revestida con ladrillos como material ignífugo.
Fotografía: Internet - Dominio Público
reación absolutamente americana, el “rascacielos” nace en la ciudad de Chicago a mediados de la penúltima década del siglo XIX. Alrededor de un fuerte construido en la desembocadura del río Chicago en el lago Michigan, fundado en 1804, destruido por los indios en 1812 y reconstuido inmediatamente después, se fue formando un pequeño poblado que en 1830 es planificado como ciudad, parcelando en manzanas regulares una superficie de media milla cuadrada. Esta retícula de calles perpendiculares va creciendo junto con el desarrollo de la ciudad, llegando a fines de siglo a ocupar 19.000 millas cuadradas y albergando a 1.700.000 habitantes. Durante las primeras décadas, la mayor parte de la ciudad se construye en madera, según el sistema americano denominado “balloon frame”, vigente aun hoy para la construcción de edificios, principalmente residenciales, de 1 o 2 plantas. En 1871 un incendio destruyó la ciudad casi por completo cuando ya contaba con 300.000 habitantes. La reconstrucción, lenta en un principio, se acelera en las dos últimas décadas del siglo, creándose un moderno centro comercial y administrativo con grandes edificios de oficinas, almacenes, hoteles. Nuevos sistemas de construcción se ensayan para dar respuesta a las nuevas necesidades. El alto costo de los terrenos en la zona céntrica promueve la necesidad de extraer el mayor provecho posible de su superficie; también la necesidad de concentrar en una pequeña superficie la infraestructura administrativa para todo el movimiento comercial de la ciudad y hacer más rápidas y eficientes las comunicaciones, impulsa hacia la altura a la arquitectura norteamericana.
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Estos elevados edificios no hubieran sido posibles sin una serie de desarrollos técnicos. El ingeniero William Le Baron Jenney perfeccionó la estructura de esqueleto en acero que permitió aumentar la altura sin necesidad de encrementar desmesuradamente el tamaño de los pilares en los pisos bajos, como era necesario con las estructuras de mampostería. También este tipo de estructura permitía la apertura de grandes ventanales en las paredes exteriores, logrando una mejor iluminación natural. Asimismo, se tuvo que perfeccionar los sistemas de cimentación para soportar las grandes cargas que suponen estos edificios. E. G. Ottis inventa el ascensor de seguridad a vapor, instalado por primera vez en Chicago en 1864 —aunque ya había sido probado en Nueva York en 1857—; C. W. Baldwin construye en Chicago el primer ascensor hidráulico en 1870 y hacia 1887 comienza a emplearse el ascensor eléctrico. Ascensor, teléfono y correo neumático posibilitan el funcionamiento de oficinas y hoteles de cualquier número de pisos. Así fue que nació en Chicago el “skyscraper” o “rascacielos”.
Un comentarista escribe en 1895: «La construcción de edificios para oficinas de enorme altura, con estructura de esqueleto en hierro y acero que sustenta los muros internos y externos, ha llegado a ser una costumbre en casi todas las grandes ciudades americanas. Este estilo de construcción ha nacido en Chicago, al menos en su aplicación práctica, y esta ciudad dispone ahora de más edificios del tipo de esqueleto de acero que todas las demás ciudades americanas juntas.»[1]
Muy criticado en sus comienzos, el rascacielos se impuso por sus amplias ventajas económicas y ha ido creciendo en altura constantemente hasta el día de hoy. Las críticas de la primera época, lo denostaban desde el punto de vista compositivo, pues el rascacielos contradice el principio clásico de composición arquitectónica enunciado por L. B. Alberti, en cuanto en una obra «...nada puede agregarse, quitarse o modificarse sin dañar». La unidad tripartita clásica de basamento, desarrollo y remate que había regido toda la arquitectura clásica-renacentista, ya no resultaba util para resolver el diseño. Aunque en algono de los primeros edificios en altura se intentó, su aplicación resultaba forzada. El término intermedio, el desarrollo, no guardaba relación proporcional con los otros dos términos de la ecuación, en tanto su diseño no era unitario, sino una repetición de módulos, cuya cantidad dependía de factores económicos o legales y no de una armonía compositiva arquitectónica. Este tipo de edificios son un dispositivo indefinido, sin armonía de proporciones ni unidad. El célebre arquitecto americano F. Ll. Wright lo definió como «...una estratagema mecánica para multiplicar, en las áreas privilegiadas, tantas veces como sea posible vender y volver a vender la superficie del terreno primitivo»[2]. El rascacielos fue desde el principio una nueva realidad arquitectónica, una nueva tipología, cuyo diseño se sustenta en una operación aritmética de multiplicación, que en su desarrollo generó sus propias leyes compositivas, leyes por las cuales debía ser analizado y juzgado, dado que las reglas clásicas ya no eran de aplicación en él.
¿Qué opinaría aquel comentarista de fines de siglo XIX, al que edificios de 10 o 12 pisos le parecían de “enorme altura”, si viera los rascacielos de hoy día? Durante el siglo XX y hasta hoy, la carrera por lograr alturas cada vez mayores no cesa. En 1931 se inauguró el Empire State Building en Nueva York; con sus 381 m superaba a la Torre Eiffel de París, que desde 1889 permanecía como la estructura más alta del mundo. La marca fue superada en 1974 por la Sears Tower de Chicago con 443 m. La última década del siglo XX y estos primeros años del tercer milenio han sido prolíficos en torres de más de 500 m y hasta hoy (mayo-2023) el record se erige en Dubai, con el Burj Khalifa, del Arq. Adrian Smith, y sus 828 m de altura. Pero ya en 2013, en Yeda, Arabia Saudita, se comenzó a construir una torre de 1000! metros de altura, proyectada también por Adrian Smith. Aunque se planificó inaugurarla para el 2021, en el 2018 la construcción quedo paralizada por problemas económicos. Lo increíble fue que el emprendimiento original proponía concretar la idea que F.Ll. Wright había propuesto en 1956: el “One Mille High” de 1600 m de altura, pero el estudio de suelos reveló que el terreno no iba a soportar tal edificio. por lo que debió reducirse tanto la altura como la superficie cubierta.
En la primera redacción de esta página, en dic. 2005, el edificio más alto del mundo era el Taipei 101, en Taipei, Taiwan, con 509 m. Hoy ha quedado relegada al puesto 11º como podemos ver en el siguiente esquema. Cabe aclarar que en la altura total se incluye la antena y/o toda estructura que esté por encima del último piso habitable, según lo resuelto por el Council on Tall Buildings and Urban Haabitat.
Ilustración: Phoenix CZE CC BY-SA 4.0 (via Wikimedia Commons
Notas
[1] En el Engineering News de 1895, cit. en L. Benevolo, Historia de la Arquitectura Moderna, Ed. Gustavo Gili, Barcelona, 1975, pag. 261.
[2] Frank Lloyd Wright, Modern Architecture, conferencias pronunciadas en la Universidad de Princeton en 1930, cit en L. Benevolo, op. cit., pág. 261. El propio Wright (como el gran megalómano que era) concibió en 1956, una propuesta de un rascacielos de 1 milla! (1609 m)de altura.