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Apuntes

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¿Por qué Orden y no Estilo?


Órdenes
Los 5 órdenes de la Arquitectura Clásica
Ilustración de: Andrea Palladio, "Los cuatro libros de Arquitectura"
traducido e ilustrado por el presbítero Don J. F. Ortiz y Sanz.; Imprenta Real, Madrid, 1797;
Edición facsimilar de Ed. Alta Fulla, Barcelona, 1987.
E

l concepto de "estilo" en las artes plásticas en general, (aunque aquí nos referimos a la Arquitectura en particular), puede definirse como el conjunto de formas y modos de combinarlas, que caracterizan y distinguen una época, un género o la obra de un artista. Tal repertorio como también su "sintaxis" o modo de combinar las formas propias del estilo, en general, no está claramente establecido y normalizado; el margen de libertad del artista para crear es muy amplio. Por lo demás, el término estilo se aplica tanto en las artes plásticas propiamente dichas (pintura, escultura, arquitectura) como en la literatura, la música y todas las artes que de un modo u otro trabajen con formas, sean visuales, auditivas o escritas. En tanto el término orden es específico de la arquitectura, concretamente de la antigüedad clásica greco-romana y su redescubrimiento a partir del siglo XV.

Aparte el hecho que los textos antiguos hablan de "orden" y no de estilo, debe tenerse presente que un orden es un sistema de partes integradas armónicamente sin perder su individualidad. Un orden presenta un repertorio de formas bastante limitado y claramente definido —la forma y diseño del capitel, por ejemplo— y, fundamentalmente, basa su armonía en un sistema de proporciones matemático basado en un módulo: el diámetro de la columna (B), medido en su parte más ancha, el "imóscapo", ubicado, según algunos autores, en el tercio inferior de la altura, según otros, en su base. Este módulo relaciona y define con mucha precisión las dimensiones de cada parte del diseño, su posición relativa, etc.; —así, por ejemplo, Palladio afirma que la columna jónica debe tener nueve módulos de altura y el espacio entre columnas o intercolumnio debe ser de dos y cuarto imóscapos—.

El margen de libertad del arquitecto, en principio y una vez elegido el orden a emplear, queda limitado a unos pocos aspectos de detalle como las esculturas del frontis o laterales de la cella (no obligatorias) o los bajo relieves de las metopas en el caso del orden dórico, o las guardas de un friso jónico, luego de haber decidido el tipo de templo y el número de columnas en fachada, dentro de un, también muy limitado, número de variantes posibles. A partir del Renacimiento, los arquitectos, respetando el repertorio formal y los sistemas de proporciones de cada orden, comenzaron a desarrollar nuevos modos de utilización y aplicación para adaptarlos a tipos de edificios inexistentes en la antigüedad, como iglesias cristianas, palacios y otros edificios civiles para, poco a poco, aplicar su inventiva a introducir ligeras variantes en el diseño mismo de los elementos formales del orden - capiteles, frisos, volutas, entablamentos, frontis, etc. Cosa que, en alguna medida, ya habian hecho los romanos. Porque, aunque en principio parezca existir una normativa rígida e inmodificable para cada orden, en los hechos no fue tan así, y los romanos fueron los primeros en tomarlos con bastante libertad. Lo que indujo a que diversos autores de manuales de arquitectura del siglo XVI, (Serlio en 1537, Vignola en 1562, Palladio en 1570 y Scamozzi en 1615), dieran versiones de estos órdenes con ciertas diferencias, producto de sus observaciones y mediciones de las ruinas romanas. Así, según Summerson[1], los órdenes no deben ser considerados como un manual que le ahorre «...a los arquitectos el esfuerzo de idear cosas nuevas. Es mucho mejor considerarlos expresiones gramaticales que imponen una disciplina formidable, sí, pero una disciplina en la que la sensibilidad personal tiene siempre cierta libertad de acción...».

Además, la elección del orden a emplear estaba en relación al carácter que se le quería dar a un edificio. Y éste venía dado, básicamente, por la relación de esbeltez (relación entre la altura de la columna y su diámetro en el imóscapo) que el sistema de proporciones de cada orden establecía. Así, los ordenes Toscano y Dórico, siendo los de aspecto más robusto, (masculino, según Vitruvio) era utilizado para aquellos edificios o templos en los que la fuerza y solidez constituían el carácter a lograr. Por ejemplo, durante el Neoclasicismo, el Dórico fue el orden preferido para los edificios de Bancos. A medida que los órdenes se van haciendo más esbeltos, su carácter se torna mas gracil, femenino, ligero y bello, hasta llegar a la lujosa grandiosidad del orden Compuesto.

La ilustración demuestra la relación de esbeltez de los distintos órdenes resultante de considerar un módulo constante (el diámetro de la columna, indicado como B, en su parte más ancha), según un tratado de arquitectura del siglo XVI. De izquierda a derecha: Órden Toscano (de origen romano); Órden Dórico; Órden Jónico; Órden Corintio (los tres órdenes griegos) y el Órden Compuesto, creado por los romanos combinando los capiteles Jónico y Corintio.


Los capiteles de cada Órden según Palladio

Capitel Dórico
Capitel Dórico
Capital Jónico
Capital Jónico
Capital Corintio
Capital Corintio
Capital Compuesto
Capital Compuesto

Puede resultar interesante comparar las láminas arriba reproducidas, procedentes de "Los Cuatro Libros de Arquitectura" del arquitecto del siglo XVI, Andrea Palladio, con las de otro tratado de arquitectura del siglo I a.C., "Los Diez Libros de Arquitectura" del arquitecto romano Marco Vitrubio. Debe tenerse en cuenta que del tratado de Vitruvio se conoce el texto pero no las ilustraciones, por lo que generalmente fueron los traductores de las distintas ediciones quienes también elaboraron las láminas que acompañan la edición, de acuerdo a su interpretación del texto. En cambio, del libro de Palladio se conservan los grabados de la primera edición realizada en Venecia en 1570 —grabados realizados por varios grabadores venecianos en base a los dibujos de Palladio—, a pesar de lo cual en ediciones posteriores y/o traducciones, las ilustraciones fueron nuevamente realizadas por otros, no siendo siempre copias fieles de las originales de la primera edición. Nótese además, que el orden Dórico está representado con base en la ilustración de Palladio, en tanto que Vitrubio lo presenta sin base, con el fuste de la columna llegando al piso, sin ninguna intermediación tal como, en realidad, era utilizado por los griegos (vease Acrópolis, el Partenon). Es en el Renacimiento, la época de Palladio, cuando los arquitectos y tratadistas le agregan una base al Dórico.


Los Órdenes Clásicos según Vitrubio

Órdenes según Vitrubio
Los cuatro órdenes de la Arquitectura, según Vitrubio
(En el siglo I a.C. los romanos aun no habían creado el Orden Compuesto)
Ilustración de: Marco Vitrubio, "Los Diez Libros de la Arquitectura", Madrid, 1787, Edición facsimilar de Editorial Alta Fulla, Barcelona, 1987.
Referencias:
   A: Órden Jónico
   B: Órden Corintio
   C: Órden Dórico
   D: Órden Toscano

Alturas de columna referenciadas como cantidad de diámetros de la columna en su parte más ancha, llamada himóscapo.


Capitel Jónico s/Vitrubio
Orden Jónico; izq: Frente, der: Lateral
Capital Dórico s/Vitrubio
Capitel Dórico
Capital Corintio
Capitel Corintio


Notas


[1] John Summerson, El lenguaje clásico de la arquitectura, De L. B. Alberti a Le Corbusier, Colección Punto y Línea, Editorial Gustavo Gili S.A., Barcelona, 1978.


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