al como se señaló en Roma pág. 1, la Arquitectura fue la disciplina en la que el arte romano descolló por su originalidad, y por la creación de nuevas edilicias destinadas a resolver las nuevas necesidades que su organización social y cultural requería. Su capacidad como proyectistas los llevó a desarrollar unos principios básicos que rigieron toda su arquitectura pública: racionalidad, economía, conformación de espacios, axialidad, simetría y monumentalidad A ello debe agregarse un talento ingenieril que les permitió planificar y realizar obras de una envergadura pocas veces vista con anterioridad; la invención de una nueva tecnología constructiva: el hormigón, y el amplio uso que hicieron por primera vez en occidente, de las estructuras basadas en la geometría del círculo: arcos, bóvedas y cúpulas. Pero otra característica notable de la arquitectura romana es la combinación que hacen de dos sistemas estructurales radicalmente diferentes.
Los órdenes griegos eran la consumación, al más alto nivel de refinamiento estético, de un sistema estructural bastante simple: el . Los romanos, en cambio, utilizaron fundamentalmente el sistema de muros portantes, que se adaptaba mejor a sus grandes edificaciones y, especialmente, a las cubiertas con bóvedas y cúpulas con que lograban grandes espacios sin apoyos intermedios, —recuérdece la poco funcional solución a la que debían recurrir los griegos, cuando necesitaban espacios de gran amplitud. El sistema trilítico, si bien sus orígenes se remontan al dolmen prehistórico, se condice mucho mejor con la construcción en madera, y de ella deriva el diseño de partes del orden Dórico, al ser trasladado a la piedra, según Vitrubio.
Fuente: W.Müller y G.Vogel, "Atlas de Arquitectura", vol.1
der. arr.: Tabularium, Roma / der. abajo: Arcadas del Foro de Lemptis Magna
Fuente: Ibíd.
La arquitectura romana utilizó el muro macizo como su sistema estructural preferencial y en él, el arco es la forma más adecuada para realizar vanos en un muro, sin apoyos intermedios, cualquiera sea el ancho del vano, dentro de ciertos límites prácticos. Además de su lógica constructiva, la pureza geométrica de su forma tiene una gran fuerza expresiva y los romanos lo incorporan, junto con la bóveda, a toda su arquitectura representativa, en tanto no tenga un carácter religioso —los templos seguirán basados en los modelos etruscos y griegos con sus órdenes. El modo de insertar el arco en el muro es de vital importancia tanto para la estabilidad estructural como para su efecto estético. Los etruscos habían utilizado el arco doblado: dos arcos concéntricos superpuestos de de mediano tamaño. Los romanos perfeccionaron el diseño de las dovelas y la talla de la piedra, aumentando el tamaño, modificando su forma para la mejor inserción en las hiladas del muro y haciendo coincidir las juntas con los radios del arco, mejorando a la vez la distribución de cargas y la expresión plástica de la forma semicircular.
Aun pueden verse las arcadas con columnas adosadas originales.
Fotografía: Alago / Public domain
A menudo, el efecto óptico se refuerza con molduras labradas en la piedra y/o destacando por tamaño y relieve la dovela central (llamada clave). La unión de arcos y columnas, parece a priori carente de lógica constructiva. Pero los romanos la llevan a cabo por razones exclusivamente formales, desarrollando una arquitectura falsa que simula un sistema portante que no es el real del edificio. Al muro portante le superponen un orden griego de columnas y arquitrabes cuya función es solamente formal, "controlando" y encuadrando una superficie mural con sus arcos, que sin esta decoración, hubiera quedado insoportablemente pesada y monótona. Esta operación, por otra parte, los libera de la rigidez normativa de los órdenes, toman de ellos lo que necesitan (lo modifican a su agrado, si les parece) y descartan todo aquello que complicaría la construcción y no es necesario para la nueva función que le asignan. La libre disposición de los elementos organizativos de los órdenes posibilita ordenar fachadas y espacios con una arquitectura figurada, independiente del sistema portante. Desaparecen los arquitrabes clásicos que son reemplazados por simples molduras lineales, como en el Tabularium de Roma, erigido en el extremo NO del Foro Romano en el siglo 1 a.C. En otros casos, es el mismo arquitrabe simplificado que se curva formando la arquería exterior de algunas galerías, como en el foro de Leptis Magna, del siglo III de nuestra era.
La arquitectura adquiere una libertad que los órdenes griegos nunca permitieron[1]; se multiplican las posibilidades de combinaciónes formales y, en consecuencia, de diferenciación de edificios y espacios. Muchas veces la ornamentación influye más en el carácter del edificio que su función práctica; la arquitectura deviene en decorado. El ejemplo más notable de esta creación romana es el Anfiteatro Flavio, más conocido como el Coliseo. Un muro de más de 50 m de altura, encerrando un óvalo de 187.75 m de largo por 155.60 m de ancho y un perímetro de 524 m con tres niveles de arcadas y un nivel superior con aberturas rectangulares alternando con paños ciegos, es decorado con tres órdenes superpuestos de media columnas adosadas y pilastras en el cuarto nivel. Y aquí es donde aparece una "sutileza" arquitectónica: los órdenes se distribuyen desde el nivel inferior hacia arriba siguiendo un orden decreciente de robustez aparente, el dórico en el nivel inferior, luego el jónico, y el corintio en los dos niveles superiores; siguiendo la lógica tectónica, como si esta decoración fuese la estructura sustentante real del edificio y no simplemente el modo de estructurar visualmente una extensa superficie mural.
La suntuosidad del helenísmo oriental unida a la tendencia romana a lo ampuloso y a la ostentación, logran su mejor espresión con este concepto de la arquitectura como decorado que brindará el fastuoso marco arquitectónico a la vida pública, requerido por el poder romano en la época imperial.
Anfiteatros romanos: El Coliseo
Fotografía: FeaturedPics CC BY-SA 4.0 (vía Wikimedia Commons)
Los combates de gladiadores era el espectáculo que más entusiasmaba a los romanos. Este tipo de deporte, si es que se lo puede llamar así, exige un tipo de estadio donde la acción se desarrolle en el centro y el público se ubique rodeandolo completamente (como el boxeo u otras disciplinas de lucha cuerpo a cuerpo, en la actualidad). Así nace la tipología del anfiteatro, llamado en su época, spectacula: un óvalo de arena rodeado de graderías, la cavea o cávea.
Fotografía: No machine-readable author provided. Buckeye~commonswiki assumed (based on copyright claims). / CC BY-SA
De probable origen etrusco (o catanio,según algunos estudiosos) estas luchas originalmente eran un ritual funerario y conmemorativo de los muertos de las familias aristocráticas. Los romanos las adoptan con ese carácter hacia el siglo III a.C. Aproximadamente un siglo después se establecen como espectáculo público, manteniendo en algún caso, su condición de celebración funeraria, o como parte de otras celebraciones, fuesen religiosas o no. Con el tiempo estos espectáculos, que eran solventados o por el estado —mas tarde, por el emperador— o por un aristócrata, devinieron en un elemento más de publicidad del poderío romano en general, y del patrocinador en particular; así como también un vehículo de expansión de la cultura romana a todos los rincones del imperio. En el siglo II a.C. se añaden al espectáculo la lucha y/o cacería de animales salvajes[2] y, más tarde, representaciones de batallas navales.
El anfiteatro más antiguo que aun existe es el de Pompeya, erigido alrededor del 70 a.C., conservado gracias a la erupción del Vesubio, como el resto de la ciudad. En él ya están fijadas las características principales del tipo: la forma ovalada, el acceso de los espectadores a través de túneles, la construcción de las primeras gradas y el túnel de distribución que corre por detrás formando un anillo de contención de los empujes de la cavea escalonada, y las consolas en la parte superior del muro exterior, para alojar los mástiles del sistema de toldos que cubriría las gradas, para proteger del sol a los asistentes.
Un siglo y medio después, en Roma, comienza la construcción del más imponente ejemplo de esta tipología: el Anfiteatro Flavio. Fue iniciado entre los años 70 y 72 d.C. por el emperador Vespasiano y terminado hacia el año 80 d.C. bajo el mandato del emperador Tito. Su nombre de Anfiteatro Flavio se debió a que ambos emperadores, Vespasiano y Tito, pertenecián a la romana "Flavii, que junto a Domiciano, constituyeron la "Dinastía Flavia" de emperadores romanos. El lugar de construcción, al Este del Foro Romano, era parte de una extensa área que había sido devastada en el 64 d.C. por el Gran Incendio de Roma. El emperador Nerón aprovechó esa circunstancia para construir allí su fastuosa residencia: la Domus Aurea, en cuyo acceso hizo erigir una monumental estatua que se denominó el Coloso de Nerón que, por su ubicación en el sitio del anfiteatro, terminó dandole el nombre por el que se lo conoce hasta hoy: el Coliseo.
Ilustración: No machine-readable author provided. Ningyou assumed (based on copyright claims). / Public domain / Referencias agregadas por el autor
(Se referencian con los niveles indicados en el corte)
Fuente: W. Müller y G. Vogel, "Atlas de arquitectura" vol.1, Alianza Editorial, Madrid, 1992, pág.240
Más arriba ya se han mencionado las dimensiones exteriores que, con una capacidad para 50.000 espectadores, lo colocan como el mayor anfiteatro construido en la antigüedad romana. La arena mide aproximadamente 49 x 79.35 m y se apoya sobre un sótano de 7 a 12 m de profundidad con pasillos, rampas y escaleras, elevadores, jaulas para animales y cámaras para los gladiadores además de depósitos para gran cantidad de equipamiento técnico y accesorios.
Ilustración: Internet (Correo de las culturas del mundo)
La cavea se desarrolla en anillos concéntricos alrededor de la arena, sustentada por bóvedas inclinadas según la pendiente de las gradas (37º), bóvedas que apoyan sobre un sistema de 80 muros radiales entre los que se ubican las escaleras de acceso a los distintos sectores de la cavea. Estas estructuras se ubican entre 7 anillos concéntricos de arcadas sobre , varios de ellos con arcos superpuestos como en los acueductos. Entre estos anillos se alternan las bóvedas que sustentan las gradas y los corredores de distribución por los que los espectadores accedían a las escaleras de acceso a las mismas. Un sistema de numeración denominaba cada escalera y el mismo figuraba en los boletos de entrada, de modo que cada asistente tenía asignado el lugar por el cual llegar al sector de la cavea que le correspondía.
Dichos sectores se asignaban según la clase social del espectador. El anillo inferior con cómodos asientos estaba reservado para los senadores y personajes relevantes. En el eje transversal estaban los palcos para el emperador y los tribunos importantes. En el resto de la cavea se sucedían, de abajo hacia arriba, la burguesía acomodada, la clase media, las mujeres y, en el último nivel (señalado "f" en las ilustraciones), la masa del pueblo. Este sistema con sus múltiples escaleras y corredores, permitía la rápida salida de la gran cantidad de personas que asistía a los sangrientos espectáculos. Un problema clave hasta el día de hoy, en el diseño de grandes estadios y que ya los romanos habían resuelto en el siglo I.
Fotografía del autor
Fotografía del autor
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Con el Coliseo quedó establecido el formato tipológico del circo romano que servió de modelo para los construidos en las ciudades grandes, populosas y ricas del Imperio: Pozzuoli y Verona en Italia; El Djem en África; Arles y Nimes en Francia; Mérida y Valencia en España, por citar algunos.
Circos romanos
Fotografía: Internet (Alberto, según metadatos ITPC)
Los circos romanos eran uno de los edificios, junto con los teatros y anfiteatros, que el estado romano dedicaba al entretenimiento del pueblo y construía en las principales ciudades del Imperio. Tomaban la conformación de los hipódromos y estadios griegos, pero sus dimensiones eran mucho mayores. Los circos estaban dedicados, principalmente, a carreras de carros, otro de los espectáculos favoritos del pueblo romano, aunque también podian realizarse luchas de gladiadores, exhibiciones ecuestres protagonizadas por jóvenes de la aristocracia, representaciones de batallas, procesiones y otras actividades.
Fotografía: Internet (Blasting News via www.antrophistoria.com)
La pista era alargada con sus extremos curvos y estaba rodeada de gradas, generalmente de piedra, por tres de sus lados. Uno de los extremos era semicircular (por el que se continuaban las gradas) y en el otro extremo, de una ligera curvatura, se ubicaba en el centro la puerta principal, —«porta pompae»—, por donde salía la procesión previa a las competencias, integrada por músicos, sacerdotes, imágenes religiosas y los áurigas que participarían en las carreras. A ambos lados de esta puerta estaban las «carceres», las cocheras para los carros. La arena estaba partida en dos por la «spina», un muro bajo coronado de obeliscos, estatuas y otros ornamentos y que en sus extremos tenía un pilar cónico denominado «meta». Esta espina formaba sobre la arena dos calles por donde corrían los carros que podían ser tirados por dos caballos, llamadas bigas o por cuatro, en cuyo caso se denominaban cuádrigas. Las competencias consistían en completar 7 vueltas alrededor de la espina.
Estos circos, al igual que los anfiteatros, fueron construidos en muchas ciudades a todo lo largo del Imperio, pero de muy pocos queda algún vestigio. Sólo se mantiene visible lo que fuera la pista del de Mérida y del Circo Máximo de Roma. La mayoría quedaron bajo nuevas construcciones al expandirse la ciudad, —por lo general, dado la importante superficie de terreno que ocupaban, estaban ubicados en los límites del égido urbano—; en otros casos, lo que fuera la pista, se cubrió de hierba y terminó transformada en parque de la ciudad, tal como ocurrió con el Circo Máximo.
El Circo Máximo fue construído por el quinto rey de Roma, hacia fines del siglo VII o principios del siglo VI a.C. con estructuras de madera. Fue el primero, y luego de varias ampliaciones y mejoras durante los siglos II y I a.C. y, ya en época imperial bajo Cesar Augusto, llego a ser el más grande de todos los circos construidos por los romanos. Tenía aproximadamente 600 m de longitud y 200 m de ancho. Su aforo se calcula entre 200.000 y 300.000 espectadores, lo que lo ubica como el estadio más grande jamás construido. Fue utilizado ininterrumpidamente durante diez siglos (se dejo de utilizar en el siglo VI d.C.) Fue Cesar Augusto quien le adicionó un palco imperial interrumpiendo las graderías en uno de sus lados, y en la espina central llegó a tener dos obeliscos egipcios. Uno, el de Ramsés II, instalado por el propio Augusto, y el segundo obelisco, del Faraón Thutmosis III, lo hizo traer de Egipto e instalar Constantino. En el siglo XVI, el Papa Sixto V los mandó instalar, el primero en la Piazza del Popolo y el segundo frente a la iglesia de San Giovanni in Laterano, donde hasta hoy se los puede hallar. En el lado opuesto a las carceres se erigía la «porta triumphalis» por donde salían los vencedores de las carreras. Sobre ella se ubicaba el palco de los jueces. Durante la Edad Media y ya en desuso, fue siendo demolido para reutilizar sus piedras y mármoles en la construcción de otros edificios. Razón por la cual, hoy sólo queda el espacio que ocupaba la pista y unas ligeras pendientes laterales de lo que fueran las gradas. Como parque público se lo ha utilizado para conciertos al aire libre o festejos como el realizado en junio de 2006 cuando miles de italianos festejaron allí la obtención de su cuarta copa del mundo en el Mundial de Futbol 2006.
Teatros romanos
Fuente: Marco Vitruvio Polion, "Los Diez Libros de Arquitectura", Alta Filla, Barcelona, 1987.
La tradición de la representación dramática en Roma arranca en el siglo III a.C., pero a diferencia de la dramaturgia griega, en Roma no existe conexión alguna con lo religioso. Fué desde el comienzo pensada como entretenimiento para la población, como herramienta de propaganda política y de difusión de la cultura romana. Fue, por eso, fomentada por el estado al igual que los espectáculos de circos y anfiteatros y, como éstos, requería de una construcción apropiada. Por lo que la construcción de teatros fue también una preocupación de gobernantes y emperadores romanos. Vitruvio, en su tradado de Arquitectura, ya mencionado en otras páginas de estos apuntes, refiere como debe elegirse el lugar en el que se levantará el teatro durante el trazado de una nueva ciudad. «Establecido el foro, se debe también elegir el lugar más sano para el teatro en que se celebran los espectáculos (...), siguiendo las reglas de salubridad que para la fundación de ciudades dimos en el Lib. I.»[3].
El diseño de los teatros romanos adopta todos los principales elementos del teatro giego, dentro de un nuevo concepto del espacio teatral. Mientras el teatro griego es incorporado a un espacio natural y queda abierto al entorno, el teatro romano se aisla de la naturaleza, su espacio teatral es el interior de un edificio independiente, uno más de los edificios públicos de la ciudad, como marca Vitruvio.
El Teatro romano mejor conservado de todos
Fotografía: Internet
Fotografía: Internet
El diseño del anfiteatro griego sufre en los teatros romano un ordenamiento geométrico tal como se aprecia en la propuesta de Vitruvio y que, en sus lineamientos fundamentales se verifica en los teatros que se conservan aun hoy. La cavea se restringe a un semicírculo exacto al igual que la orchestra, que ya no será un círculo completo ni tendrá parte en la representación como en los teatros griegos; servirá ahora para alojar las butacas para los magistrados y personajes destacados de la ciudad. El proscenio, ampliamente desarrollado a los lados, será el escenario, limitado por detrás por una alta fachada escaparate (scaenae frons), suntuósamente decorada con columnas y frontones en dos o tres niveles. Por los laterales el escenario se cierra con sendas torres que forman parte del edificio del frente del teatro. Esta fachada del escenario presenta 3 puertas (rara vez 5) que junto a 2 más en los laterales sirven a los actores para ingresar o salir de escena. Destrás de la scaenae frons se ubican las areas de servicio y apoyo.
Los muros se indican a nivel del corredor superior de la cavea
Fuente: D.S.Robertson, "Arquitectura Griega y Romana", Ed. Cátedra, Madrid, 1983
Se aprecia el sistema de toldos colgantes que cubría la cavea
Fuente: Internet
De todos los restos de teatros romanos que se encuentran en Europa y el Cercano Oriente, varios se encuentran en relativamente buen estado (con algún trabajo de restauración parcial) al punto de ser utilizados en la actualidad para espectáculos o festivales de teatro clásico, como el de Mérida, España. Pero el de Aspendos, que se muestra en las ilustraciones anteriores, ubicado en la costa sur de Asia Menor, actual Turquía, es el que mejor se ha conservado, estando prácticamente completo. Construido en la segunda mitad del siglo II de nuestra era, bajo el emperador Marco Aurelio, por el arquitecto griego Zenón, tiene una cavea semicircular de 95,50 m de diámetro que podía recibir unos 7.000 espectadores más otros 500 que podían acomodarse en la orchestra. Las gradas, en este caso, están construidas sobre la ladera de una colina. El escenario está elevado aproximadamente metro y medio y tenía 7 m de profundidad y 62,50 m de ancho. La scaenae frons, de 23 m de alto, iguala la altura de la cavea. Su muro se ha conservado bien pero se han perdido la decoración de columnas excentas que tenía por delante en dos niveles, agrupadas de a pares con frontones triangulares y curvos alternados. Solo quedan restos de los entablamentos.
El muro con 2 niveles de arcadas es el original del teatro y muestra los accesos distribuidos en todo el perímetro de la cavea. La parte superior de ladrillo pertenece al palacio construido sobre sus restos en el s.XVI
Fotografía: Jensens / Public domain (via Wikimedia Commons)
En Aspendos, estando la cavea construida sobre la pendiente de una colina, los espectadores del sector inferior, accedían por las puertas de la fachada del teatro y un corredor en planta baja les servía como distribuidor para llegar a sus ubicaciones. Sobre el sector alto de la cavea una galería con acceso desde la colina, permitía llegar a las gradas del sector superior. Para los teatros ubicados en terreno llano, los accesos se reparten alrededor de todo el semicírculo de la cavea y un sistema de corredores abovedados concéntricos y escaleras permiten a los espectadores acceder a sus ubicaciones. Esta modo de acceso, así como el sistema estructural que sostiene las gradas, con sus bóvedas y muros radiales, era igual al del Coliseo, con las escaleras y boletos de entrada ordenados numéricamente para permitir un fácil acceso y una rápida evacuación del edificio.
En la ciudad de Roma, el Teatro de Marcelo era un ejemplo de este esquema. Mandado a construir por Julio Cesar poco antes de su asesinato, y terminado por orden de Augusto entre los años 13 a.C. y 11 a.C., fue de los primeros teatros permanentes que tuvo la ciudad. Augusto lo dedicó a Marco Claudio Marcelo, sobrino, yerno y potencial heredero al trono de no haber fallecido en 23 a.C. Con un aforo estimado entre 15.000 y 20.000 espectadores, era el segundo en capacidad de espectadores, detrás del Teatro de Pompeyo, que ya había sido construído hacia el 55 a.C. Resultó dañado durante el Gran Incendio de Roma del 64 y posteriormente por las luchas entre Vespasiano y Vitelio. Finalmente fue abandonado en el siglo IV y rápidamente expoliado para utilizar sus bloques en el puente Cestio. Luego de ser ocupado como fortaleza, en el siglo XIII fue ocupado por la familia Savelli que en el siglo XVI construyó su palacio sobre un sector de la cavea, proyectado por el arquitecto Baldassarre Peruzzi; en el siglo XVIII pasó a ser propiedad de la familia Orsini.
Otros Teatros Romanos revividos
Fotografía: Benjamín Núñez González [CC BY-SA 4.0], via Wikimedia Commons
El teatro de la colonia Augusta Emerita, actual Mérida, fue ordenado construir por el consul Marco Vipsanio Agripa. Fue remodelado en el s.I d.C., cuando se construyó la scaenae frons, y nuevamente bajo Constantino. Fue abandonado en el s.IV como la mayoría de los teatros romanos, a causa de que la iglesia cristiana, ya oficializada en el Imperio, consideraba las representaciones teatrales como una expresión pagana. Comenzado a excavar en 1910, es desde 1933 sede del "Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida", fue parcialmente reconstruido en 1962 y en 1993 fue declarado "Patrimonio de la Humanidad" junto con el contiguo Anfiteatro, el Circo, el Templo de Diana, la Casa de Mitreo y otros restos arqueológicos de la antigua colonia romana.
Construido bajo el reinado de Cesar Augusto, es, junto al de Aspendos, uno de los mejor conservados del mundo. Subsiste el muro fachada de la escena original con sus dimensiones de 103 m de largo por 37 m de altura. Estaba recubierta en marmol y reproducía la fachada de un palacio con tres niveles de columnas, frisos y nichos. En el nicho central estaba colocada la estatua del emperador Augusto, presidiendo la escena. Toda esta decoración se ha perdido. Se calcula que podría haber llegado a recibir 9.000 espectadores. Fue objeto de pillajes y saqueos durante las invasiones bárbaras, fue puesto de defensa durante la Edad Media, en el s.XVIII sirvió de refugio durante las guerras de religión. Desde principios del s.XIX comenzó a ser restaurado y ya en las últimas décadas de ese siglo comenzaron a realizarse festivales de obras teatrales, músicales y ópera. Desde 1969 está dedicado a festivales de ópera.
Con capacidad para 6.000 espectadores, este teatro fue construido durante el gobierno del emperador Antonino Pio (138 a 161) cuando la actual capital jordana era llamada Filadelfia. Su cavea, respaldada en una colina, está dividida en tres sectores para la ubicación de diferentes clases sociales. Del edificio de la escena, de 100 m de ancho, solo queda el primer nivel de los tres originales. Ocupa un lado de la actual Plaza Hachemita en ángulo a otro edificio de época romana: el Odeón, un auditorio más pequeño dedicado a audiciones musicales. Hoy el teatro está dedicado a actividades culturales tales como la "Feria Internacional del Libro de Amán", la entrega de premios del "Maratón de Amán" y espectáculos musicales como el "Festival de Música Al-Balad"
Notas
[1] Sebastiano Serlio, (1475 - 1554), fue un arquitecto manierista italiano, autor de uno de los más influyentes tratados de arquitectura de su época, titulado “Tutte l'opere d'architettura et prospettiva”. Admirador de los griegos, en su tratado da su opinión sobre esta libertad romana: «... aunque los Romanos aprendieron de los Griegos el verdadero modo de edificar, el haberlo despues dominado los hizo licenciosos.»
[2] Se asegura que durante el apogeo de estos espectáculos con animales, se produjo en África un notorio descenso de la fauna autóctona de fieras tales como leones, panteras negras, tigres, etc. Debe tenerse en cuenta que, en muchas ocasiones, estos espectáculos duraban semanas y hasta meses.
[3] Marco Vitrubio Polión, Los Diez Libros de Arquitectura; Imprenta Real, Madrid, 1787; Edición Facsimilar de Editorial Alta Fulla, Barcelona,1987, pág. 112.
Links relacionados
- Sobre las luchas de gladiadores y sus participantes ver la página: Gladiador en Wikipedia
- En la página del Progetto Traiano puede verse una reconstrucción en 3D del Circo Máximo, como también de otros edificios de la antigua Roma.