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Urbanismo Romano


Fuerte
Excavación arqueológica del Fuerte romano de Vindolanda, ca. 208 - 211, Northumberland, R.U. (próximo al Muro de Adriano)
Fotografía: Historia National Geographic
E

l urbanismo y la civilización urbana de lo que con los siglos será el Imperio romano, tiene sus raices en los pueblos etrusco y griego. Ya desde el siglo IX a.C. los etruscos convierten los poblados de su área de asentamiento en ciudades fortificadas o castros: agrupamientos de viviendas dentro de un recinto amurallado. Esta es una tendencia que se verifica por muchas zonas de Europa, incluso desde uno o dos siglos antes. En todos los casos investigados hasta ahora el agrupamiento de viviendas es totalmente aleatorio sin ningún patrón de ordenamiento; la forma del conjunto amurallado es irregular y adaptado a la topografía del lugar. Una constante en cambio, es la conformación de un eje o vía principal de circulación que atraviesa el conjunto y en el que se hallan las únicas puertas en las murallas.

Viladonga
Vista aerea del castro de Viladonga, s. VII a.C., Galicia, España
Fotografía: Wikimedia Commons

Los etruscos adquieren una buena destreza en la construcción de murallas, puertas, calzadas y acueductos, pero no desarrollaron en un primer momento, modelos de planificación urbana. Recién cuando su dominio se expande a nuevos territorios y deben crear ciudades ex novo es que comienzan a aparecer esquemas de planificación del asentamiento. La ordenación básica de la ciudad es para los etruscos una representación del orden cósmico; la fundación de una ciudad comienza con una ceremonia ritual, el pomerio, un surco trazado con un arado de bronce que establece los límites del éjido determinando la ubicación de la muralla. Dos ejes, el cardo, orientado N-S, y el decumano de orientación E-O, determinan la ubicación de las puertas en la muralla y estructuran la superficie urbana en cuatro sectores, no siempre iguales. La intersección de los dos ejes la ocupaba un foso sacrificial que, en su cosmovisión, representaba la comunicación con el averno.

La topografía o pequeños nucleos preexistentes modifican este planteo ideal. A partir del siglo VIII el urbanismo griego llega al área sur de la península itálica con la fundación de colonias griegas; las influencias mutuas se entrecruzan en sus respectivas áreas de dominio. Hubo un intenso intercambio comercial y de población para, finalmente, caer bajo el control de Roma en el siglo III a.C. A pesar de cierto parecido y una posible influencia, el ordenamiento de ejes etrusco se diferencia del urbanismo hipodámico por la orientción fija de los ejes (N-S uno, E-O el otro) y las relaciones espaciales resultantes.

De esta herencia surge el “castro” romano. Roma era una ciudad cuya “organización” urbana se reducía a unos cuantos hitos arquitectónicos —foros, termas, templos, edificios públicos o lujosas villas privadas— alrededor de los que se desarrollan caóticamente las áreas residenciales populares, y cuyo rápido crecimiento hasta llegar al millón de habitantes, echó por tierra todo intento de planificación. Sin embargo, al expandir sus fronteras, va fundando en todas sus provincias ciudades regulares con una clara planificación urbana. Y su modelo fue el castro, (castrum) un campamento militar fortificado, varios de los cuales fueron el origen de muchas ciudades europeas o del cercano oriente; en unas pocas de esas ciudades aún es reconocible la huella del antiguo castro en su trama urbana.

Huella Florencia
Huella urbana del castro original, Florencia, Italia
Fotografía: Prof. Pedro Oña - (https://elauladehistoria.blogspot.com)
Huella Zaragoza
Huella urbana del castro original, Zaragoza, España
Fotografía: Prof. Pedro Oña - (https://elauladehistoria.blogspot.com)

Neuss
Campamento de la legión de Novaesium, Germania
Ilustración: ibid.
Referencias: 1.- Muralla y foso; 2.- Vía Praetoria (cardo); 3.- Vía Principalis (decumano); 4.- Praetorium (o Principia); 5.- Palacio de los legados; 6.- Foro; 7.- Arsenal; 8.- Hospital; 9.- Escuela; 10.- Tiendas.

Las tropas romanas itinerantes construyían cada noche un campamento provisorio ligeramente fortificado. Campamentos permanentes iban jalonando el territorio para asegurar el aprovisionamiento y eventuales refuerzos a las legiones de avanzada. Guarniciones y fortalezas defiendían las fronteras y una red vial de calzadas empedradas unían todos los puntos estratégicos asegurando el rápido desplazamiento de hombres y vituallas. La estructura era siempre la misma; la distribución de los distintos cuerpos militares y sus funciones estaban claramente definidas para una respuesta casí inmediata a cualquier emergencia. «Para cada soldado el campamento significaba el marco familiar de una vida ordenada, sea cual fuere el lugar del Imperio en que se encuentraba. Con el campamento la propia Roma está presente como potencia del orden, como organización, como tradición.»[1]

Varios son los castros que han podido ser excavados de modo de recomponer su primitiva estructura urbana, ya sea por que no llegaron a evolucionar como una ciudad o por que ésta se desarrolló próxima al castro y no sobre él, absorviéndolo en su evolución. Del primer caso, un ejemplo es Vindolanda, una fortaleza de frontera en Northumberland, (cuya foto aérea de la excavación en curso abre esta página), ubicado a pocos kilómetros del conocido muro de Adriano, la muralla de costa a costa que dividia a Inglaterra de Escocia, construido bajo el reinado de Adriano y que establecía la última frontera del Imperio romano en las islas británicas.[2] A pesar de haber estado activo durante tres siglos, no llegó a ser el origen de una ciudad que perdurara hasta la actualidad.

Con Novaesium en cambio, se da la circunstancia de que un núcleo urbano se constituye a cierta distancia del fuerte, en este caso la actual ciudad de Neuss cuyo casco urbano está a 2.5 Km del reservorio arqueológico que ha sacado a la superficie el antiguo campamento. Novaesium fue construído hacia el 30 d.C. Como en todas estas fortalezas, un foso y una muralla definen una superficie interior de, en este caso, 600 x 400 metros; un ancho eje transversal (decumano), la Vía Principalis, divide el rectángulo en una parte estrecha anterior, la praetentura, y una ancha zona posterior, la retentura. El eje transversal (cardo), la Vía Praetoria, divide todo el campamento en dos mitades. En la retentura se ubican los alojamientos de los legionarios divididos según las diez cohortes que componen la legión, rodeando como bloque protector al centro técnico-organizativo. Éste está compuesto por los alojamientos de los legados, (los generales al mando de la tropa) y la principia o praetorium, alojamiento y puesto de mando del praetor, el militar de mayor rango del castro. Estas instalaciones están rodeadas por el arsenal, el foro, el hospital y el parque de vehículos.

Augusta Treverorum
Reconstrucción virtual de Augusta Treverorum en el siglo IV
Fotografía: Stefan Kühn, CC BY-SA 3.0

En la praetentura se agrupan a lo largo de la Vía Principalis, detras de una línea de pequeñas tiendas, los alojamientos de los oficiales superiores, flanqueados por la escuela y la carcel en los extremos. Entre estas líneas de viviendas y la muralla se hallaban las barracas de las fuerzas auxiliares. Los alojamientos están construidos con muros de entramado sobre una base de piedra. No son amplios ni muy cómodos pero ofrecen un nivel aceptable de habitabilidad a tropas cuya vida en el campamento estaba rigurosamente reglamentada.

Fuera de las murallas de estos campamentos militares se fueron generando grupos de viviendas que alojaban a las familias de los legionarios, esto atrae comerciantes y artesanos que se instalan y hacen crecer el grupo original. A medida que esta población crece aparecen en primer lugar, un anfiteatro al que siguen teatros y circos. Estos poblados son los que, en muchos casos, dieron inicio a ciudades que perduraron en el tiempo. Su crecimiento espontáneo e irregular contrasta con la planificación regular del castro que les dió origen.

Otro es el caso de ciudades fundadas por los romanos como centros comerciales y administrativos que dan estructura política e institucional al Imperio. En ellas, Roma impone su concepción de orden a través de la planificación civil de la ciudad. Muchas veces desarrolladas partiendo de un núcleo preexistente, como en Augusta Treverorum, fundada oficialmente en 16 a.C. sobre un antiguo asentamiento celta de los tréveros, que bajo Augusto se convirtió en capital de una provincia del Imperio. Hoy, ciudad alemana llamada Trier, Tréveris en español, conserva muchos restos de los antiguos edificios romanos de la época de esplendor imperial, pero ningún rastro en su trama vial del damero hipodámico de la traza original. Otras fueron ciudades fundadas desde cero, como muchas colonias de veteranos de las legiones; estructuradas semimilitarmente, donde, al fundarla, se mantuvo el modelo urbano romano de castro: manzanas (insulae) cuadrangulares organizadas paralelamente a 2 ejes que se intersectan perpendicularmenmte en el centro civil de la urbe, el foro y los edificios gubernamentales.



Los Foros de Roma


El centro de la vida pública de los romanos fue el foro, el equivalente del ágora griega. Toda ciudad romana lo tenía y su localización era una de las primeras determinaciones a tomar al fundar una nueva ciudad, durante su expansión imperial. Mientras Roma era una república, el Foro Romano fue su centro vital político, comercial, social y religioso. Pero al comienzo de la época imperial, el crecimiento de la ciudad hizo necesario expandir estos espacios civiles y religiosos, dando origen a los llamados Foros Imperiales. Su construcción, además, generó el establecimiento de algunas normas generales que, sin excluir la posibilidad de diversas variantes, dieran origen a espacios urbanísticamente ordenados que se diferenciaran del planteo más irregular y espontáneo del primitivo Foro Romano.


Foros Imperiales
Sector de la maqueta de Roma[3], mostrando el Foro Romano y los Foros Imperiales
Fotografía: Wikipedia user Forma mentis / GFDL, intervenida por el autor

El Foro Romano

Foro Romano
Vista de las ruinas del Foro romano
Fotografía del autor
Referencias
1) Templo de Saturno; 2) Arco de Septimio Severo; 3) Templo de Antonino y Faustina; 4) Basílica de Majencio y Constantino; 5) Basílica Julia; 6) Vía Sacra; 7) Basílica Emilia; 8) Templo de Castor y Pollux; 9) Templo de Vesta.

La construcción de la Cloaca Máxima durante la dinastía de los , permitió a los romanos drenar un área pantanosa entre las colinas Capitolina, Palatina y el Quirinal y crear el Foro Romano, la primer plaza pública de la ciudad de Roma. Esta plaza era en principio la plaza del mercado que pronto se convirtió en el centro de todos los asuntos politicos, religiosos y comerciales en el antiguo mundo romano. A lo largo del tiempo se convierte en la representación social y estatal de la ciudad y el mercado emigra hacia otras plazas o instalaciones. Fue el corazón del poder de Roma y cuando la capital fue trasladada fuera de Roma, el Foro Romano fue abandonado y se convirtió en un pastizal, con sus monumentos medio enterrados y despojados de su magnificencia.

Foro Romano, Planta general
Ilustración: Internet
Referencias: 1) Curia; 2) Arco de Septimio Severo; 3) Templo de la Concordia; 4) Templo de Vespasiano; 5) Templo de Saturno; 6) Basílica Julia; 7) Columna de Focas; 8) Basílica Emilia; 9) Templo del Divino Julio; 10) Templo de Antonino y Faustina; 11) Templo de Vesta; 12) Templo de Castor y Polux; 13) Casa de las Vestales; 14) Basílica de Majencio y Constantino.

Entre los primeros edificios que se construyeron en el foro está la Curia, que constituye el asiento del Senado. Su posición más retrasada y en ángulo forma un ensanche del espacio del foro denominado Plaza de los Comicios, donde se realizarían los Comitia, asambleas a las que se convocaba el pueblo llano. También algunos templos van edificándose dando forma trapezoidal a la plaza del foro.

Vista del Foro Romano
Fotografía: Internet
Referencias: 1) Curia (Senado); 2) Arco de Septimio Severo; 3) Templo de Castor y Polux; 4) Templo de Vesta; 5) Templo de Antonino y Faustina (Iglesia de San Lorenzo en Miranda); 6) Basílica Emilia.

Antonino y Faustina
Templo de Antonino y Faustina, ca. 142 d.C., pórtico
Fotografía: Internet

Entre el siglo II a.C. y el I a.C., se construyen los principales edificios civiles: las Basílicas que se intercalan entre los templos para conformar una plaza cerrada y porticada que acabará por ser la característica tipológica principal de un foro. Ya en la época imperial, los principales edificios que conformaban el Foro Romano eran:

• Construido por los Tarquinios y dedicado en 498 o 497 a.C., el Templo de Saturno fue uno de los primeros en ser construido en el Foro Romano. Saturno, el padre de Júpiter y dios de la agricultura en la mitología greco-romana, era el guardián de un gran almacenamiento de oro y plata, pues el templo servía como banco público y sede del Tesoro del estado romano. El templo de Saturno fue destruido y reconstruido muchas veces antes de su última restauración en 320 d.C. Todo lo que queda actualmente son las ocho columnas jónicas de la fachada y es, junto con el Templo de Antonino y Faustina, uno de los dos únicos templos de los que se conserva su pórtico completo.

• El templo de Antonino y Faustina fue construido por Antonino Pío, sucesor de Adriano, en honor de su esposa Faustina quien murió en el año 141 d.C. y, según la costumbre imperial, a su muerte fue declarada diosa. Después de la muerte de Antonino en 161, el templo fue rededicado a ambos. Era un templo próstilo sobre podio. En la Edad Media (algunos eruditos dicen en el siglo VII u VIII, otros en el s.XI) el templo fue integrado en la iglesia de San Lorenzo en Miranda, quedando el pórtico antiguo (uno de los dos que han permanecido íntegros) como pórtico de la iglesia y construyendo al parte alta de la nave sobre los muros de la cela del templo.

Vesta
Templo de Vesta, ca. 205 d.C. Foro romano
Fotografía: Internet

• El Templo de Vesta albergaba la llama eterna de las diosas romanas del hogar, simbolizando, a la vez, la lumbre que ardía en cada casa romana y al Estado. Estaba abierto a los visitantes durante el día (excluidas las habitaciones conteniendo objetos sagrados), pero ningún hombre podía entrar despues del anochecer. Mientras las seis Vírgenes Vestales protegían el fuego y lo mantenían ardiendo, todo estaría bien en Roma, pero si una de ellas rompiera su juramento de castidad, el fuego se apagaría, sobrevendría una tragedia y seguirían ejecuciónes públicas. El castigo tradicional de las Vestales que perdían su virginidad, era enterrarlas vivas. y, aun en el s.III d.C., los emperadores no vacilaban en ejecutarlas de ese modo. El templo de Vesta fue originalmente construido por el segundo rey de Roma, Numa Pompilius, en 715 a.C. Consistía en un podio de 3 m de altura con una cela circular de 9 m de diámetro rodeada por columnas; en el centro del techo tenía un orificio por donde ventilaba el humo del fuego sagrado. El templo fue reconstruido muchas veces en las siguientes centurias y Septimio Severo ordenó la última restauración en 205 d.C.

Castor y Polux
Templo de Castor y Polux, ca. 130 d.C., Foro romano
Fotografía: Internet - Dominio Público (vía Wikimedia Commons)

Castor y Polux, héroes de la mitología greco-romana, supuestamente bajaron del cielo para ayudar a los Romanos a derrotar a los Latinos en la batalla del Lago Regilo en 496 a.C. El general romano, Aulus Postumus Albinus, prometió recompensarlos por su ayuda y este templo consagrado a ellos, fue terminado en 484 a.C. El Senado realizaba ocasionales reuniones en él y una serie de cámaras ubicadas entre las bases de las columnas, servía de depósito para el tesoro imperial y como un resguardo seguro para la fortuna de ciudadanos privados. Los patrones de pesos y medidas eran también guardados en el templo. El templo, por su posición ideal dentro del Foro, atraía a muchos comerciantes que establecían sus tiendas alrededor del mismo. (En 1985, en una excavación arqueológica se encontraron ¡86 dientes de los pacientes de un antiguo dentista!) Los comercios que lo rodeaban ayudaron a su destrucción durante el incendio de 14 a.C. Tiberio lo reconstruyó en 6 d.C. y Adriano lo volvió a restaurar con mayor magnificencia. Del templo permanecen hoy tres columnas Corintias de 13 m de altura con su entablamento con un friso liso y cornisa con medallones. Las estatuas de los dos dioses están ahora ubicadas en la cima del Capitolio.

• En 54 a.C. Julio Cesar destruyó la Basílica Sempronia (que había sido construida en 170 a.C.) y algunas tiendas del Foro para hacer lugar a una basílica que eclipsara a todas las existentes en Roma. Una vez terminada la dedicó a sí mismo en 46 a.C. La construcción estaba aun inconclusa cuando Cesar fue asesinado dos años más tarde, y fue concluída por su sucesor Augusto. Un incendio en 12 a.C. daño severamente la nueva basílica, pero el emperador Augusto la reconstruyó con mayor grandiosidad aun; tenía una superficie de 105 por 45 metros y su fachada con arcadas entre semi-columnas Toscanas conducía a un vestíbulo que servía como un pórtico para comerciantes; en el piso de mármol aun hoy son visibles diagramas de juegos grabados por los visitantes durante su espera. El interior incluía un doble ambulatorio con bóvedas de arista que conducía a la sala principal usada para asambleas. La Basílica Julia originalmente alojó una Corte con 180 jurados que oían los litigios civiles y sirvió como tribunal legal por siglos. Después del incendio de 12 a.C., la Basílica Julia fue quemada dos veces más. La primera fue en 283 d.C. bajo el emperador Carus o Carinus, y no fue reparada hasta que Diocleciano obtuvo el trono al año siguiente. Para ocultar los daños, Diocleciano hizo un fila de enormes columnas triunfales levantadas frente a la fachada. Un segundo incendio ocurrió cuando Alarico y los Visigodos saquearon la ciudad en 410 d.C.; la última restauración de la basílica fue completada en 416 d.C.

Basílica Eminia
Reconstrucción virtual de la Basílica Emilia, s.I a.C.
Fotografía: Internet

La Basílica Emilia, (Æemilia en latín), también llamada Basílica Fulvia y Emilia o, posteriormente, Basílica Paulli, fue construida en 179 a.C. entre la Curia y el Templo de Antonino y Faustina. Esta ubicación había estado ocupada por las tabernae lanienae (carnicerías) desde el siglo V a.C. Un siglo después se transformaron en las tabernae argentariae albergando a los banqueros de la ciudad. Detrás de estas tiendas se construyó una primera basílica entre fines del s.III a.C. y comienzos del s.II a.C. Fue demolida y en 179 a.C. se comenzó a construir una nueva bajo el patrocinio del censor Fulvio Nobilior y la terminó su sucesor Emilio Lépido, de allí que se la denominara Emilia y Fulvia, aunque finalmente quedó como Basílica Emilia pues fue varias veces remodelada por miembros de la gens Emilia. Una reconstrucción mayor fue emprendida por el edil Lucio Emilio Paulo y terminada por su hijo Paulo Emilio Lépido en el año 34 a.C.

Esta reconstrucción sufrió un incendio en 14 a.C. que obligó a una nueva restauración por parte del mismo Paulo Emilio Lépido, la que permaneció hasta comienzos del siglo V, cuando un incendio provocado durante el saqueo de Roma por Alarico en 410 hizo que fuera necesario volver a reconstruirla. Tenía una superficie de 70 por 29 metros; la nave central estaba flanqueada por una nave menor del lado sur (hacia el foro) y dos del lado norte (hacia los foros imperiales). El frente hacia el foro presentaba un pórtico de dos plantas con 16 arcos sobre pilastras y semicolumnas dóricas, que albergaba las Tabernae novae que siguieron ocupadas por banqueros, dejando tres pasos entre ellas para acceder al aula de la basílica.


Los foros imperiales

Vista general de los Foros Imperiales, (reconstrucción)
Ilustración: Internet - Obra derivada (original en "El Museo de los Foros Imperiales en los Mercados de Trajano", documento pdf. de Museo dei Fori Imperiali, Roma, Italia.)

Foro de César
Ruinas del Templo de Venus Genetrix
Fotografía: Carole Raddato, CC BY-SA 2.0 (vía Wikimedia Commons)

Surgidos de la necesidad de ampliar el primitivo Foro Romano ante el vertiginoso crecimiento demográfico de la ciudad, los foros imperiales, junto con el Templo de la Paz, forman un conjunto de espacios libres, con funciones representativas y comerciales, pero cerrados sobre sí mismos. A diferencia del Foro Romano que, a lo largo de los siglos con sus reformas y adiciones, siempre mantuvo su relación con el entorno de la ciudad y sus vías de comunicación con ella —la Via Sacra lo atravesaba longitudinalmente y continuaba hacia la ciudad en ambos extremos—, los foros imperiales forman espacios cerrados, aislados de la ciudad, geométricamente regulares, con un eje de simetría y una direccionalidad definida, que se yuxtaponen unos con otros separados por sus muros cortafuegos y comunicados entre sí por estrechos pasadizos o puertas. La tipología de estos foros ya había decantado previamente en ciudades de provincia y es básicamente una plaza rectangular, cerrada por pórticos de una o dos naves, con un templo centrado en el eje de simetría, que domina el espacio de la plaza. A este esquema, según el caso, se le adicionan otros edificios públicos como basílicas, curias, etc. De haber tiendas (tabernae), que frecuentemente las hubo, éstas se ubican detrás de la columnata del pórtico.

El primero en ser construido fue el Foro de César o Foro Julio, levantado en 51 a.C. Era una alargada plaza de 124 x 45 metros bordeada por pórticos de doble nave y doble altura detrás de los que se hallaban locales comerciales y utilitarios. En un extremo del foro se hallaba el Templo de Venus Genetrix, diosa tutelar de la familia del emperador, la “gens” Julia. La tradición afirma que el templo fue prometido por Julio César la noche anterior a la batalla de Farsalia en 48 a.C. en ocasión de la guerra civil que mantuvo con Cneo Pompeyo por el liderazgo del estado romano. Elevado sobre un podio excento por sus cuatro lados, la fachada octástila del templo dominaba la plaza. En la década de 1930 se reconstruyeron tres de sus columnas y un fragmento del entablamento como único vestigio que queda de su existencia.

Templo de Marte
Ruinas del Templo de Marte en el Foto Augusto
Fotografía: Louisana, CC BY-SA 3.0 (via Wikimedia Commons)

El sucesor de Julio César y primer emperador romano, Augusto, prometió erigir un templo a Mars Ultor (Marte Vengador) si lograba vengar a su padre adoptivo, Julio Cesar, en la batalla de Filipos en la que enfrentó, junto con Marco Antonio, a las fuerzas de los asesinos de César, Marco Bruto y Casio Longino, en el 42 a.C. La construcción del foro y el templo no comenzó hasta el 20 a.C. y, luego de demorarse por diversos inconvenientes, se inauguró recién en el año 2 a.C.

El Foro de Augusto era una plaza de 125 x 90 metros, rodeada por tres de sus lados con galerias porticadas; su eje de simetría forma un ángulo recto con el Foro de César y ambos estaban comunicados por una abertura en el muro cortafuegos. El cuarto lado, detrás del Templo de Marte, un alto muro cortafuego separaba el foro del barrio de Suburra, un vecindario muy pobre, de degradado aspecto y frecuentes incendios, ocultando así su vista desde el foro. El Templo de Marte estaba levantado sobre un podio de 3 metros de altura; tenía 8 columnas corintias de 17 metros de alto, en fachada y en los laterales, no así en el lado posterior (templo períptero sine postico); el interior de la cela presentaba un doble hilera de 7 columnas que conducían al ábside del fondo con las estatuas de Marte y Venus.

Foro de Augusto
Reconstrucción virtual del Foro de Augusto y el Templo de Marte
Fotografía: Internet (vía Wikiarquitectura.com)

Los pórticos que encerraban la plaza eran de orden corintio con un ático sobre el entablamento decorado con cariátides y escudos. En coincidencia con los laterales del templo, los pórticos se abrían hacia afuera formando dos exedras formando un espacio a cada lado del foro para contener estatuas. Además todo el muro de fondo de los pórticos, incluído el de las exedras, presentaban hornacinas con bustos de diversos personajes de la vida pública romana; en su base las esculturas tenían grabado el nombre del retratado y bajo la hornacina, una placa relataba las diversas empresas que había acometido en su vida.

El Foro de Augusto fue concebido para albergar funciones rituales, políticas y legales. El Senado se reunía en el Templo de Marte cuando debía tratar temas referidos a la guerra y la paz; en él se guardaba la espada de César y tenían lugar algunos procesos judiciales; los generales encomendaban a los dioses su suerte antes de partir a una campaña y realizaban sus acciones de gracias al volver victoriosos; ofrendaban a Marte los objetos saqueados al enemigo y las armas y otros elementos recuperados de las batallas a menudo se guardaban en el foro. También en el templo, los príncipes de la familia imperial recibían la toga virilis, ceremonia que marcaba el paso de la infancia a la adultez.

Templo de la Paz
Ruinas del Templo de la Paz, Roma, Italia
Fotografía: Jordiferrer, CC BY-SA 4.0 (vía Wikimedia Commons)

El Templo de la Paz, cronológicamente la tercer estructura en ser construida en el área de los Foros imperiales, es un foro desde el punto de vista arquitectónico pero en realidad no se conoce que haya sido utilizado para otra función que no fuera la religiosa; en su tiempo era denominado Templo de la Paz y sólo desde la época de Constantino comenzó a mencionárselo como foro.

El Templo fue admirado por sus contemporáneos como una de las maravillas del mundo. La “paz” a la que estaba dedicado era la Pax romana, la paz impuesta por Roma a los pueblos sometidos. El templo fue erigido por Vespasiano en el año 74, en celebración de la victoria, suya y de su hijo Tito, en la campaña para sofocar la primera rebelión del pueblo judio contra Roma, campaña que terminó con el asedio, saqueo y destrucción de Jerusalem y del Templo, que fue incendiado y sus símbolos y tesoros llevados a Roma, entre ellos la Menorah, el candelabro de siete brazos.

La concepción arquitectónica del templo era la de un foro como los ya construidos de Cesar y de Augusto. Un solar de 135 x 100 metros, que había servido como mercado (Macellum) y se había incendiado en el 64, fue circundado por tres lados con pórticos con columnas de mármol africano y el templo dominando el espacio en el cuarto lado. La plaza así formada estaba ocupada con jardines y numerosas fuentes y estatuas. El templo propiamente dicho media en planta 33 x 22 metros, tenía un pronaos hexástilo y la cela terminaba en un ábside. En él se guardaba el botín saqueado del Templo de Jerusalem.

Foro de Nerva
Reconstrucción virtual del Foro de Nerva, Roma
Fotografía: Internet (vía Wikiarquitectura.com)
Columnata
Sector existente de la columnata perimetral del
Foro de Nerva

Fotografía: José Luis Bernardes Ribeiro, CC BY-SA 4.0 (vía Wikimedia Commons)

Entre los Foros de Cesar y de Augusto y el Templo de la Paz quedaba un espacio alargado que era el llamado Arguiletum, la vía que, desde tiempos republicanos, comunicaba el barrio de Suburra con el Foro Romano. Domiciano decidió ocuparlo con un cuarto foro que comenzó a construirse hacia el año 85 o tal vez antes, pero que recién fue concluído e inaugurado en el 97 por su sucesor Nerva, que, damnatio memoriae mediante, le puso su nombre: Foro de Nerva. El foro mantuvo su función anterior de vía de comunicación, por lo que también recibió en nombre de Foro Transitorio, quedando como la entrada monumental al Foro Romano desde el lado NE de la ciudad.

El espacio existente condicionó el proyecto; su forma alargada y estrecha (120 x 45 metros) estaba invadida en un extremo por la exedra SE del pórtico del Foto de Augusto. El escaso ancho impidió la realización de pórticos como los que tenían las construcciones adjacentes. La solución ilusionista fue realizar una columnata corintia, ubicada a poca distancia de los muros perimetrales. El entablamento tenía un friso decorado con relieves relatando el mito de Aracné y otros temas que no han podido ser interpretados. Sobre la cornisa, un ático decorado con un relieve entre cada par de columnas que representaba a la diosa Minerva, protectora de las artesanías y personaje principal en el mito citado.

Domiciano dedicó el templo que presidía el foro a la diosa Minerva, su diosa protectora que aseguraría a su muerte, según su creencia, su apoteosis entre los dioses, como ya había hecho con Hércules. Pero Nerva mandó inscribir su propio nombre en el friso de la fachada en otra acción tendiente a borrar el recuerdo de su antecesor en el trono imperial.

El templo estaba sobre un podio con escalera frontal y pronaos hexástilo de orden corintio y cela con ábside posterior. La dedicatoria del friso estaba ornamentada a los lados con bucráneos y otros relieves. El templo se mantuvo en pie hasta el siglo XVI según aparece en grabados de la época; a comienzos del XVII, exactamente en 1606, el Papa Paulo V mandó demolerlo para aprovechar sus materiales en la construcción de una fuente monumental en la colina del Janículo y en la Capilla Borghese de la iglesia de Santa María Maggiore.

Foro de Trajano
Reconstrucción virtual del Foro de Trajano
Ilustración: Internet

El Foro de Trajano fue el último de los Foros Imperiales en ser construido y también el más grande y fastuoso. A estas particularidades exclusivas debe sumarse la de ser el único foro del que se conoce el arquitecto que lo proyectó: Apolodoro de Damasco. Entre los años 107 y 112 se llevó a cabo la construcción de este foro ordenado por uno de los más destacados emperadores que tuvo el Imperio. Lo integraban una amplia plaza porticada con la estatua ecuestre de Trajano en el centro, la Basílica Ulpia, la Columna Trajana y el Templo del Divino Trajano. La construcción fue financiada con el botín producto de la conquista de Dacia.

En el lado curvo al sur de la plaza, una puerta triunfal abre el paso al foro desde el Foro de Augusto. Los pórticos laterales se abren en dos exedras en la mitad de su recorrido, repitiendo el tema de las del foro augustiano. La originalidad del diseño reside en haber cerrado la plaza con una gran basílica, la Basílica Ulpia, en lugar de un templo como se había hecho en los otros foros imperiales. Fue la mayor basílica que hubo en Roma, media 170 metros de largo y casi 60 metros de ancho. El nombre deriva del gentilicio del emperador: Marco Ulpio Trajano. En los extremos de la basílica se repiten las exedras de los pórticos. Atravesando la basílica se encuentra un pequeño patio con la Columna de Trajano en el centro, cuya altura era de 38 metros incluyendo la base, rematada con una estatua de bronce del emperador. A ambos lados se hallaban dos Bibliotecas, una destinada a los documentos en latín y la otra a los documentos en griego. El templo del emperador divinizado, ubicado en el eje longitudinal del foro, quedaba rodeado por un semicírculo de columnatas, convirtiendo este espacio en un recinto sagrado separado.



Los Mercados - El Mercado de Trajano


Desde el siglo II a.C. la economía romana comienza una transformación que, en el lapso de los siguientes tres siglos, la lleva de una economía de producciones familiares agrícolas o artesanales con una distribución predominantemente local de sus productos a una estructura económica de grandes latifundios y empresas estatales o privadas dedicadas a la producción a gran escala y cuya área de distribución abarcará a todo el Imperio a medida que se expande el área de dominación territorial de Roma. Las industrias más gravitantes en este desarrollo fueron los materiales de construcción, el equipamiento militar, la harina y el aceite.

Horrea
Ruinas de los Horrea Epagathiana y Epaphroditiana, ca. 150, Ostia, Italia
Fotografía: Sailko CC BY 3.0 (vía Wikimedia Commons)
Fachada
Reconstrucción de Fachada de los Horrea Epagathiana y Epaphroditiana
Ilustración: Parco Archeologico di Ostia Antica (via www.ostia-antica.org)

Placa
Placa comercial de identificación
Ilustración: Parco Archeologico di Ostia Antica (via www.ostia-antica.org)

Como consecuencia de este proceso surgió la necesidad de grandes construcciones tanto para producción como para almacenamiento. No quedan vestigios de edificios fabriles, pero sí de almacenes de gran superficie, particularmente en la ciudad-puerto de Ostia, como grandes graneros (horrea) y depósitos para todo tipo de artículos que llegaban a Roma a través de este puerto, desde todos los rincones del Imperio. La venta minorista se distribuye en tiendas (tabernae ubicadas en la planta baja de los edificios de viviendas (insulae) con una concentración mayor en las calles principales. Alrededor del 150 d.C. surge un nuevo tipo de almacén, tanto en los puertos como en las principales ciudades. Un ejemplo de este nuevo tipo son los horrea Epagathiana y Epaphroditiana, propiedad de una sociedad privada de importación, ubicado en el puerto de Ostia. En él, un gran número de locales distribuidos en tres plantas alrededor de un patio porticado con algunas tiendas a la calle en planta baja, sirven para almacenamiento, administración y venta de productos de diversos rubros.

Planta a nivel calle
Planta a nivel calle de los Horrea Epagathiana y Epaphroditiana
Ilustración: Internet

Este edificio de almacenamiento era propiedad de dos libertos, Epagathus y Epaphroditus. Fue excavado y restaurado en los años 1922/1923 y entre 1938 y 1940. La entrada principal del edificio está decorada con columnas de ladrillo con capiteles, un arquitrabe (con la inscripción de la empresa propietaria) y un frontón. Detrás de la puerta hay un vestíbulo doble. En las paredes laterales del segundo vestíbulo hay dos nichos para estatuas de deidades. En el interior hay un patio cuadrado, rodeado por un pórtico con pilares de ladrillo. En los cuatro lados del patio hay habitaciones de diferentes tamaños cubiertas por bóvedas de crucería. La distribución de los pisos superiores debía ser similar a la de la planta baja.

Los Mercados de Trajano fueron un conjunto que superó en tamaño a todos los edificios de este tipo que pudo haber anteriormente, ya fueran estatales o privados. Aunque quizás se comenzaran a construir en tiempos de Domiciano, fueron concluidos hacia 110 d.C. en conjunto con el Foro de Trajano. Su construcción servía al doble propósito de contener el talud de la colina del Quirinal cuya ladera fuera parcialmente excavada para hacer lugar la foro y al propio mercado, y de reubicar gran cantidad de tiendas, talleres y oficinas que la realización del foro había desplazado del centro urbano.

Un sistema de muros de contención, terrazas, calles de acceso y circulación y escaleras posibilitó alojar alrededor de 150 tiendas, almacenes y oficinas, además de una gran sala, conformando lo que hoy podríamos llamar el primer centro comercial de la historia.

Mercado de Trajano
Planta, Corte y Reconstrucción del Mercado de Trajano, ca. 110 d.C., Roma
Fuente: Werner Müler y Gunther Vogel, “Atlas de Arquitectura 1”, Alianza, Madrid, 1992
Vista
Vista de la gran sala del Mercado de Trajano
(nº 4 en la planta)

Fotografía: Internet (vía elclubderoma.blogspot.com)

Las seis plantas escalonadas del complejo estaban divididas en dos grupos por encima y por debajo de la Vía Biberatica. Los pisos inferiores dan a la calle que rodea el foro, enfrente de la exedra norte del pórtico, cuya forma determina la disposición semicircular de las tiendas de dos pisos de ese sector, a las que también se accede desde el foro por medio de la puerta central de la excedra. Por encima transcurre la Vía Biberatica rodeada parcialmente por edificios de tiendas de 2 pisos por el lado del foro y abriendose en una terraza sobre el sector semicircular de tiendas de la planta inferior. Hacia el lado de la colina, hacia la izquierda del semicírculo, se halla la gran sala del mercado denominada “aula coperta” o “aula Trajani” cuya función, faltando datos concretos, se especula que podría ser el lugar de distribución de alimentos gratuitos o a bajo precio para el pueblo pobre de Roma o, por el contrario, haber sido una calle de bazares de venta de todo tipo de artículos. Este sector se ha conservado siendo en la actualidad sede del Museo de los Foros Imperiales.

Trajano
Vista general del Mercado de Trajano
Fotografía: Internet

La sala está cubierta con seis grandes bóvedas de arista de hormigón colado. A los lados de estas bóvedas se abren sendas calles con más tiendas y almacenes (nº 5 en el corte adjunto). Superada la forma circular a que obliga la excedra del foro, el edificio continúa bordendo la pendiente hacia el barrio sobre la colina del Quirinal. La forma semicircular, además de rodear la exedra, también refuerza la función estructural de contención del talud producido por la excavación; las tabernae de éste sector están cubiertas por bóvedas de cañón y, en conjunto, componen un anillo de compresión que absorbe el empuje del suelo y soporta, a la vez, la terraza de la calle superior, la Vía Biberatica. Las puertas de las tiendas, enmarcadas en piedra clara, establecen un contraste que rompe el aspecto macizo del muro.

Con los Mercados de Trajano se perfila un estilo arquitectónico propiamente romano que ya no recurre a los cánones greco-helenísticos sino que organiza la masa del edificio y la expone de modo sensillo poniendo de manifiesto las técnicas constructivas empleadas sin simulaciones.



Los Acueductos


Pont du Gard
Pont du Gard, Acueducto de Nimes, s. I d.C., Languedoc-Rosellón, Francia
Fotografía: Benh Lieu Song, CC BY-SA 3.0 (vía Wikimedia Commons)

Cisterna
Cisterna Basílica, s.VI, Estambul
Fotografía: Internet (vía www.expedia.com)

La preocupación por la salubridad pública y el aseo personal que caracterizó a los romanos hizo que el abastecimiento de agua potable en cantidad suficiente a las ciudades, fuera considerada una obligación del estado y deber para con los ciudadanos. En algunas ciudades la provisión mediante pozos o cisternas públicas y privadas que almacenaban el agua de lluvia o de arroyos cercanos, era suficiente. En ciudades grandes como Constantinopla, las cisternas podían tener colosales dimensiones, como la Cisterna Basílica (Yerebatan Sirayi en turco), mandada a construir por Justiniano en el siglo VI, con una capacidad de 80.000 m3 y una superficie de más de 1 hectárea; hoy es sólo una atracción turística pero en su momento fue la mayor entre decenas de cisternas subterraneas distribuídas por toda la ciudad.

Pero no siempre estas soluciones eran viables o suficientes, pues no solamente debía proveerse a una población numerosa —que llegó al millón de habitantes en el caso de Roma— sino también a las termas, piscinas privadas, las fuentes públicas y las ornamentales de la ciudad. Entonces se debía traer el agua de vertientes distantes muchos kilómetros de la ciudad. En estos casos la notable capacidad de la ingeniería romana proveyó el sistema de acueductos que aún hoy asombran por su magnitud. Distribuidos a lo largo y ancho del Imperio fueron el mayor ejemplo de las grandes obras públicas que los romanos consideraban imprescindibles, no sólo porque cubrían una necesidad primaria de la población, sino porque además portaban un claro mensaje de dominio sobre la naturaleza que demostraba lo avanzado de su civilización y el poder del Imperio y de su emperador.

Acueducto de Nimes
Recorrido del Acueducto de Nimes, s.I d.C., Francia
Ilustración: Clem Rutter, Rochester Kent, CC BY-SA 3.0 (vía Wikimedia Commons)

Los ingenieros romanos debían realizar un detallado estudio del terreno y sus desniveles hasta lograr establecer el recorrido más conveniente para la circulación del agua. El trazado de estos acueductos generalmente comprendía tramos subterráneos, tramos de superficie y, cuando debían salvarse valles, ríos u hondonadas, tramos elevados sobre sistemas de arcadas de piedra. El agua circulaba por estos canales por gravedad de modo que todo el trayecto debía tener una pendiente constante que oscilaba entre 0.3 y 0.4% (es decir, de 3 a 4 mm por metro de recorrido). Los canales estaban cubiertos para mantener la calidad del agua y que no se obstruyera el canal. Su mantenimiento requería la constante atención de un cuerpo especial de empleados, los aquarii encargados de la limpieza sistemática de los canales y de las reparaciones que pudieran ser necesarias. Tambien se instalaban a lo largo del recorrido, albercas (piscinae limariae) para decantar impurezas.

Entre las arquerías de acueductos que han llegado en pie hasta nuestros días, se destacan por su buen estado de conservación el Pont du Gard en Francia, y el Acueducto de Segovia en España. El acueducto ubicado en el sur de Francia abastecía a la colonia romana de Nemausus, actual Nimes, transportando agua desde un manantial en Uzès a lo largo de un recorrido de 50 Km en el que había 12 puentes para salvar distintas depresiones del terreno. El mayor de ellos era el Pont du Gard con una extensión de 275 m atravesando el río Gard, afluente del Ródano. Tiene tres niveles de arcos y su altura es de 49 m, el canal de conducción de agua mide 1,80 m de altura por 1.20 m de ancho, manteniendo una pendiente de 1:3000 (34 cm por kilómetro) con un descenso de altura total de 17 m en todo su recorrido, transportando 20 millones de litros por día.

Canal
Vista del canal del acueducto
Fotografía: Édouard Bergé, CC BY-SA 3.0 (vía Wikimedia Commons)

Los sillares de piedra con que fue construido, —algunos llegan a pesar hasta 6 toneladas—, están unidos por grampas de hierro sin emplear argamasa. Se estima que se tardó unos 3 años en elevarlo, empleando de 800 a 1000 obreros. Con la caida del Imperio Romano, su mantenimiento comenzó a descuidarse y ya en el siglo IX quedó inservible y los extremos superiores más accesibles desde las costas, comenzaron a ser desmantelados por cualquiera que necesitara materiales de construcción, a pesar de lo cual, la mayor parte ha llegado íntegra a la actualidad, probablemente porque el canal fue usado como puente peatonal para cruzar el río hasta el siglo XVIII cuando se construyó, al nivel de los arcos inferiores, un nuevo puente con ancho suficiente para el paso de vehículos. Entre el siglo XVIII y XIX fue restaurado dos veces y en 1985 la UNESCO lo declaró como Patrimonio de la Humanidad por ser una obra maestra tanto técnica como artística. El gobierno francés ha realizado diversas obras en los alrededores del puente para mejorar la infraestructura turística para el millón y medio de visitantes que el sitio recibe anualmente.

Acueducto de Segovia
Vista del Acueducto de Segovia, ca. fines de s.I - comienzos s.II d.C., Segovia, España
Fotografía: Internet

Otra de las más notables obras de la ingeniería romana, este acueducto une la antigua ciudad de Segovia, España, con el del Ríofrío o la Acebeda en la Sierra de Guadarrama; tiene 16,2 km de extensión. El acueducto recorre aproximadamente 15 km desde el manantial y el suburbio de la ciudad por un canal subterráneo, donde emerge sobre arcadas por casi 800 m. alcanzando su mayor altura, 28,10 metros, al cruzar un profundo desnivel al que divide en la Plaza del Azoguejo a un lado y Plaza de la Artillería al otro. Fue construido a comienzos del s.II d.C., en las postrimerías del gobierno de Trajano (98 - 117) o a comienzos del gobierno de Adriano (117 - 138) con bloques de granito rústicamente labrados, también procedentes de la Sierra de Guadarrama, unidos con grapas metálicas, sin mortero. Son visibles en las piedras los orificios donde se sujetaban los andamios y cimbras utilizados en la construcción.

Detalle
Acueducto de Segovia: Orificios para sujección de andamios
Fotografía del autor
Canal
Acueducto de Segovia: Canal de conducción de agua
Fotografía: Internet


El Acueducto de Segovia, La Leyenda

Video del autor


Notas


[1] Werner Müller y Gunther Vogel, Atlas de arquitectura 1, Alianza Editorial, 1992, pág. 215.

[2] Vindolanda es conocido principalmente por haberse encontrado en su excavación un gran número de cartas escritas en tablillas de madera, que han arrojado luz sobre la vida cotidiana en estos fuertes de frontera.

[3] Maqueta de la ciudad de Roma según se encontraba en el s.IV, realizada en yeso. Fue encargada por Mussolini y demandó 35 años de trabajo. Mide 17x17 m y puede verse en el Museo de la Civilización Romana, en Roma.