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Filippo Brunelleschi


Estatua de Brunelleschi mirando al Duomo
Fotografía: Richardfabi - Dominio Público (vía Wikimedia Commons)
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ilippo di Ser Brunellesco Lapi, conocido simplemente como Filippo Brunelleschi, (Florencia, 1377 - 1446), fue un arquitecto, escultor y orfebre italiano. Sus extensos conocimientos matemáticos le favorecieron para destacar como arquitecto y para descubrir las leyes de la perspectiva y desarrollar los sistemas geométricos que permitieron a dibujantes y pintores plantear en dos dimensiones, espacios realistas coincidentes con el modo de ver del ojo humano. Se lo considera uno de los iniciadores, junto con Leon Battista Alberti, Donatello y Masaccio, del movimiento de renovación de las Artes Plásticas y recuperación del pasado greco-romano, llevado a cabo en Italia durante el siglo XV.

A comienzos de esa centuria, el arquitecto Brunelleschi recibió el encargo de construir la cúpula de la iglesia de Santa María de las Flores, catedral de la ciudad de Florencia, obra que es considerada como la que abre este período denominado Renacimiento. La catedral, comenzada a construir en 1294 en un estilo gótico italiano (muy diferente de gótico francés y del norte de Europa), a comienzos del s.XV estaba inconclusa aún, faltando la cúpula sobre el crucero. Los florentinos, que eran orgullosamente conscientes de ser una de las grandes capitales culturales y económicas de Europa, deseaban que su catedral fuera coronada por una enorme cúpula, de las mayores construidas hasta el momento, que demostrara la riqueza y poder de su ciudad y confirmara a su catedral como «la más util y hermosa, la más poderosa y honorable» de todas las existentes. Pero ningún artista hasta entonces había sido capaz de encontrar una solución técnica para realizarla, dado el enorme espacio existente entre los pilares sobre los que debía apoyarse (41.50 metros, casi como el Panteón de Roma) con un arranque situado a 55 m de altura, sobre un tambor octogonal con amplias aberturas circulares en los lados.

Luego de que los diferentes arquitectos que se sucedieron al frente de la obra de la catedral a lo largo del s.XIV, no pudieran resolver el problema que la construcción de tal cúpula planteaba[1], en 1418 el gremio de los comerciantes de lana —“Arte de la lana”—, que iba a solventar la construcción de la cúpula, llamó a concurso para su realización; Brunelleschi, con quien colaboraba Donatello y Nanni di Banco, se adjudicó el concurso y fue nombrado en 1420 inventor y gobernador de la cúpula mayor, junto con su eterno rival Lorenzo Ghiberti, orfebre como él y con el que mantuvo una conflictiva relación, plena de intrigas, conspiraciónes y artimañas, durante casi todo el proceso de construcción de la cúpula, hasta que a fines de 1423 logró quedar como único responsable de la obra.

La cúpula del Duomo de Florencia se alza majestuosa sobre la ciudad
Desde la cúpula hacia la izquierda, aparece en primer lugar la torre campanario seguida de la cúpula del baptisterio; al final el Palacio de la Signoria.

Fotografía del autor

Al comienzo de la obra, Brunelleschi debió resolver un importante problema técnico. No existía mecanismo alguno que pudiera levantar los pesados materiales de construcción hasta la altura requerida. Su pericia mecánica ya había sido probada en la construcción de ingeniosos relojes, entre ellos uno de los primeros despertadores de la historia. Pero en esta solución se superó a sí mismo: diseño un cabrestante de tres velocidades que, mediante un complejo mecanismo de engranajes, poleas y tornillos, podía levantar los materiales necesarios a la altura requerida en cada momento de la obra. Era accionado por una yunta de bueyes que hacían girar un eje de madera y que, por medio de un ingenioso sistema de embriague, se podía invertir el sentido de giro del mecanismo sin que los bueyes tuvieran que cambiar el suyo. La máquina fue construida especialmente en los astilleros de Pisa, pesaba 500 kg y funcionaba con una soga especial de 180 m de largo. Posteriormente Brunelleschi creó otros mecanismos elevadores igualmente novedosos y una grua de 20 m de alto con sistemas de contrapesos y tornillos manuales que permitía desplazar horizontalmente una carga, una vez alcanzada la altura deseada. Estos ingenios fueron tan novedosos para su época que durante mucho tiempo llamaron la atención de artistas, constructores e inventores incluyendo al propio Leonardo que anotó los diseños en sus cuadernos. Y, de hecho, no fueron superados hasta bien entrada la Revolución Industrial.

Cúpula de Santa María de las Flores, 1420 - 1436, Florencia
Corte demostrativo de la estructura de celosía

Ilustración: Internet
Cúpula de Santa María de las Flores, Vista desde el campanario
Fotografía: Internet

Dibujo de mecanismo elevador
Fotografía: Internet - Dominio Público

La innovación de Brunelleschi reside fundamentalmente en el desarrollo de una técnica no utilizada hasta ese momento en la construcción de cúpulas. La de Sta. María de las Flores no es maciza, como era tradicional, sino que está constituida por una estructura de costillas que soportan los revestimientos interior y exterior, prácticamente dos cúpulas, una dentro de otra,[2] resultando así mucho más liviana y económica, tanto la cúpula en sí como su construcción que ya no requirió un armazón de madera contínuo, sólo las necesarias para levantar las costillas interiores. Las costillas tienen un empinado perfil parabólico que, por un lado, reduce los empujes horizontales y, por otro, le da una esbeltez y monumentalidad de gran belleza. Los empujes horizontales son absorbidos por anillos de refuerzo de piedra, hierro y madera que actuan como los flejes de un barril. Los cerramientos interior y exterior son de ladrillo trabado a espiga, una técnica poco conocida aún, lo que le confería mayor solidez a la mampostería.

Durante los 16 años que duró la construcción, Brunelleschi estaba permanentemente a pie de obra, dirigiendo y supervisando todos los trabajos. Controlaba la fabricación de los ladrillos de diferentes tamaños y la provisión de todos los materiales, elejía la piedra y los mármoles en las canteras. Dirigía un ejercito de artesanos de todos los oficios y se preocupaba por su seguridad (puso parapetos en las pasarelas elevadas para evitar caídas), a la vez que era muy riguroso en su exigencia para el más rápido avance de las obras. Si algún operario no entendía lo que debía hacer, Brunelleschi realizaba un modelo en cera, arcilla o lo tallaba en un nabo para explicarle con claridad lo que deseaba. Pero cuando los albañiles se declararon en huelga reclamando un mejor salario, los despidió a todos y trajo operarios de Lombardía. Finalmente accedió a que volvieran los huelguistas pero con un salario menor del que tenían antes. Brunelleschi con su accionar en esta obra inaugura el concepto profesional de “arquitecto” como la persona que diseña una obra, resuelve tecnicamente su realización hasta el mínimo detalle y dirige todos los trabajos involucrados pues es idoneo en todos. Como aseguró Vasari en su biografía «No se colocaba allí una sola piedra ni un solo ladrillo sin su consentimiento...».

Linterna de la cúpula del “Duomo” de Florencia
Fotografía: Dave Yoder
Inerior de la cúpula con los frescos de Giorgio Vasari
Fotografía: Dave Yoder

El 25 de marzo de 1436 el papa Eugenio IV consagró la iglesia ya terminada en medio del júbilo de los florentinos. Diez años después se puso la piedra angular de la linterna de mármol que Brunelleschi había diseñado para coronar su obra maestra. Al poco tiempo, en mayo de 1446 murió el que, con justicia, puede ser llamado el primer arquitecto moderno. En su funeral se le rindió grandes honores y fue sepultado en la cripta de la catedral cuya cúpula él había construido, lo que de por sí fue un honor inusual para alquién cuyo oficio aún la sociedad consideraba como propio de simples artesanos. Todavía hoy, 600 años después, la cúpula que en su tiempo muchos creían imposible, se yergue sólida y majestuosa definiendo el “skyline” de Florencia.


Otras obras de Brunelleschi



Filippo Brunelleschi, Capilla Pazzi, ca. 1430, Florencia
Fotografía del autor

Filippo Brunelleschi, Capilla Pazzi
Corte y Planta

Ilustración: Inkub0 - Dominio Público (vía Wikimedia Commons)

La Cúpula del Duomo de Florencia es, sin duda, la obra maestra de Brunelleschi pero no la única que lleva su firma dentro de la ciudad de Florencia. Desarrolladas mientras se construía la cúpula, tanto la Sacristía Vieja de la Iglesia de San Lorenzo, la Capilla Pazzi como el pórtico del Hospital de los Inocentes nos muestran el genio innovador de Filippo y constituyen las primeras obras que ponen de manifiesto las nuevas ideas «...de aquellos que añoraban un renacimiento de la grandiosidad romana» según Gombrich[3] y que van a transformar la arquitectura italiana del siglo XV, para posteriormente expandirse al resto de Europa y el mundo y ocupar la escena arquitectónica occidental durante prácticamente cinco centurias.

Por supuesto, Brunelleschi y sus seguidores no podían imitar —y jamás se lo propusieron— los edificios clásicos pues estos nunca hubieran podido cumplir con las necesidades requeridas por la vida de la Florencia del s.XV. Lo que se proponían era utilizar libremente las formas clásicas para lograr una arquitectura de nuevo estilo pero manteniéndo la belleza, el orden, proporción y armonía de los monumentos greco-romanos. Observando la capilla que Brunelleschi construyó para la poderosa familia de banqueros Pazzi, podemos comprobar que no se parece a ningún templo clásico pero menos aún a un edificio gótico. El diseño combina columnas, pilastras, arquitrabes y arcos de un modo totalmente nuevo y controlado por un riguroso sistema de proporciones.

Filippo Brunelleschi, Capilla Pazzi, Sector del ático de fachada
Fotografía: Obra del autor derivada de Xosema, CC BY-SA 4.0, (vía Wikimedia Commons)

Ubicada en el primer claustro de la Basílica de la Santa Croce, sus reducidas dimensiones estuvieron determinadas por los muros existentes. La capilla consta de un pórtico, un salón rectangular coronado con una cúpula y un pequeño ábside cuadrangular o “scarsella” para el altar. La planta adjunta nos muestra el riguroso orden geométrico con el que está organizada. El pórtico tiene 1 módulo cuadrado central con a ambos lados —la fachada recuerda a los arcos de triunfo romanos—, el módulo central cubierto con una cúpula sobre pechinas y los laterales con bóvedas de cañón casetonadas. Este módulo base servirá, con sus múltiplos o submúltiplos, para armar toda la planta de la capilla. La columnata corintia divide los módulos laterales en 2 mitades con lo cual la luz del intercolumnio central es el doble de la de los laterales, el arquitrabe sobre las columnas se interrumpe con un arco para salvar la doble luz y resaltar el acceso a la nave cuya puerta esta rematada por un pequeño frontis ornamental.

Filippo Brunelleschi, Capilla Pazzi, Vista del interior
Fotografía: Internet (vía https://temasycomentariosartepaeg.blogspot.com)

Sobre la columnata y su arquitrabe, el ático está dividido en cuadrados por pilastras apareadas y entre ellas fajas resaltadas (lesenas) subdividen en 4 sectores cuadrangulares cada paño.

La nave se compone de un cuadrado central formado por 4 módulos, cubierto con una cúpula “gallonada” con un corto tambor sobre pechinas; este sector central está flanqueado por un rectángulo a cada lado de medio módulo de ancho, cubiertos con bóveda de cañón. La cúpula está dividida en 12 gajos, cada uno con una abertura circular abierta en el tambor, para iluminar el interior junto a la linterna central sobre la cúpula. El ábside para el altar, ubicado en el eje del conjunto, repite el módulo cuadrado del pórtico central y como éste está cubierto con una pequeña cúpula sobre pechinas. Un sistema de pilastras corintias grises remarca en el alzado la estructura modular de la planta dividiendo los muros en 12 sectores; un entablamento contínuo marca el arranque de las pechinas de la cúpula central y de las bóvedas de cañón laterales. Molduras del mismo tono gris marcan todos los encuentros entre planos diferentes y también de los elementos decorativos como los medallones en relieve de Luca della Robbia, colaborador de Brunelleschi, realizados en cerámica vitrificada. Estos “tondos” representan a los 12 apóstoles, los que están en la parte superior de los muros, y los ubicados en las pechinas a los Tetramorfos.

Brunelleschi repite en la Capilla de los Pazzi el esquema que ya había aplicado en la “Sacristía Vieja” de la Iglesia de San Lorenzo, así llamada para diferenciarla de la sacristía que años después realizaría Miguel Angel en la misma iglesia.