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Donato Bramante y el Templete de San Pedro en Montorio


San Pietro in Montorio
Donato Bramante, San Pietro in Montorio, Roma, Italia
Fotografía del autor
E

l templete de San Pietro in Montorio, construido en Roma por encargo de la casa real española, puede considerarse como la más sintética y a la vez, acabada y perfecta, demostración del nuevo clasicismo arquitectónico que se había comenzado a elaborar en el s.XV en Florencia. Fue construido dentro de un pequeño patio del convento franciscano homónimo, en el presunto lugar de la crucifixión de San Pedro, sobre el acceso a una cámara subterránea, en la que se venera el orificio donde, según la creencia, fue enclavada la cruz. Solventado por los Reyes Católicos, fue erigido entre 1502 y 1510 (aunque en 1500 la cripta ya estaba realizada y fue consagrada por el Papa Alejandro VI), como agradecimiento por la conquista de Granada en 1492; junto con la iglesia contigua constituyen el exvoto de los Reyes Católicos por el fallecimiento del Príncipe Juan de Aragón y Castilla en 1497.

Donato Bramante, San Pietro in Montorio, Plantas
Izq.: Entorno proyectado por Bramante; Der.: Planta del Templete

Fotografía: Internet (via http://galeria.eps.uspceu.es/)
Donato Bramante, San Pietro in Montorio
Corte axonométrico

Ilustración: Internet

Es un pequeño oratorio circular, un martyria según la tipología centralizada habitual en la iglesia oriental, a su vez proveniente del tholos griego. Levantado sobre gradas, al que se accede en contadas ocasiones (aunque hay horario de visita para público en general), la cella está rodeada por un pórtico de dieciseis columnas de orden dórico, por encima del cual se eleva el tambor de la cúpula semiesférica, rodeado por una balaustrada. A la cripta subterránea se accede por una escalera en el exterior del templete, ubicada en el lado opuesto al acceso principal. El centro geométrico de la construcción coincide con el orificio en el que se habría incado la cruz del martirio, generando un eje vertical de fuerte simbolismo. El orificio se ve a través de un óculo vidriado en el suelo de la cripta, que a su vez coincide con otro óculo vidriado similar en el solado de la capilla superior. «La balaustrada que hay encima de la cornisa da un toque de gracia y luminosidad a todo el edificio, y la pequeña estructura de la verdadera capilla, así como la columnata ornamental, se hallan en una armonía tan perfecta como la de cualquier templo de la antigüedad clásica.»[1]

La planta de la capilla presenta tres entradas en los ejes ortogonales del círculo cuyo diámetro interior es de 4,5 metros; en el extremo opuesto del eje de la entrada principal, se ubica el altar y por detrás un nicho alberga la estatua del apóstol. Exteriormente el muro tiene nichos terminados en bóveda de cuarto de esfera, coincidentes con cada intercolumnio; asimismo el tambor de la cúpula presenta nichos alternados rectanculares y semicirculares. En cada cuadrante de círculo, entre dos nichos, hay una ventana La intención original de Bramante era remodelar el patio en el que se encuentra Il Tempietto, como él lo llamaba, creando una columnata circular alrededor del mismo y concentrica con éste. El objetivo era lograr que aún moviéndose el observador alrededor, la perspectiva visual se mantuviera prácticamente constante, llevando al extremo el ideal de belleza serena y estática del primer Renacimiento.

Donato Bramante, San Pietro in Montorio, Interior de la capilla
Fotografía: Peter1936F CC BY-SA 4.0, (via Wikimedia Commons)
Donato Bramante, San Pietro in Montorio, Vista aerea
Fotografía: Internet
Donato Bramante, San Pietro in Montorio, Cripta
Fotografía: Internet

Donato Bramante, San Pietro in Montorio, Cúpula
Fotografía: Quinok CC BY-SA 3.0 (via Wikimedia Commons)

La particularidad de Bramante como arquitecto es su apasionada búsqueda de la más clara y perfecta aplicación de las reglas de composición de los órdenes greco-romanos a todo tipo de edificios, desde el más pequeño como este templo conmemorativo del martirio de San Pedro, hasta el más monumental de los templos cristianos, la Basílica de San Pedro en el Vaticano, cuyo primer proyecto realizó por encargo del Papa Julio II. Su formación pictórica y su indudable talento como pintor, fue opacado en parte, por su pragmatismo como arquitecto, una inclinación a ser «risoluto, presto e bonissimo inventore», en palabras de Vasari, que lo llevó a ser uno de los principales responsables de la renovación profunda del lenguaje arquitectónico en Italia entre los siglos XV y XVI.

Donato Bramante
Fotografía: Dominio Público (via Wikimedia Commons)

Donato di Pascuccio d'Antonio o Donato di Angelo di Antonio, más conocido por el apodo de Bramante nació en Fermignano en el año 1444 y murió en Roma en 1514. Es el principal arquitecto de la segunda mitad del s.XV del Renacimiento italiano. No hay documentación que nos hable de sus comienzos; se formó probablemente en los talleres de Urbino, ciudad cercana a su pueblo natal y una de las capitales artísticas del Quattrocento italiano. Allí habrá tenido la posibilidad de conocer a Piero della Francesca, Pinturicchio o Perugino. Aparece documentado por primera vez en 1477, trabajando en decoraciones al fresco en el Palacio del Podestá en Bérgamo. La influencia de Leon Battista Alberti sugiere una estadía en Mantua pero no hay documentación que la confirme. Tampoco está claro cómo llegó a adquirir el apodo de Bramante (que podría significar “ambicioso”). Se ha sugerido que fue en Milán, originado por su labor arquitectónica en esa ciudad. Otras versiones proponen que el mote vendría de familia.

Cristo
Donato Bramante, Cristo en la columna
ca. 1490, Témpera s/tabla; Pinacoteca di Brera

Fotografía: Internet

Hacia 1478 se estableció en Milán en la corte de los Sforza bajo cuya protección permaneció 20 años. Pero el duque Sforza, señor de Milán, más que un pintor necesitaba un arquitecto y es como tal que cimentará su fama con la ejecución del complejo monumental de Santa María presso San Sátiro y su intervención en la iglesia de Santa María delle Grazie, que fueron sus obras maestras de la estancia milanesa. En Milán también realizó sus únicas pinturas de atribución segura: unos deteriorados frescos que representan hombres armados para la casa Panigarola y que se conservan actualmente en la Galería Brera. De esta época se considera un “Cristo en la columna”, única obra en tabla atribuida a Bramante, en la que muestra una cierta influencia de Leonardo, con quien trabó una buena relación a partir de la llegada de éste a Milán en 1482, trabajando ambos para el duque Sforza.

Santa María presso San Sátiro le fue encargada por Ludovico Sforza, el “Moro”, dentro de un extenso plan de revovación artística de la ciudad que había comenzado su antecesor Gian Galeazzo Sforza. Debía levantarse en el lugar donde existía desde antiguo, un dedicado a San Sátiro, de donde toma su nombre la iglesia. Su diseño para esta iglesia comenzó a construir su prestigio como arquitecto, especialmente por una audaz solución al conflicto que planteaban los deseos de monumentalidad del comitente y la limitada superficie del terreno disponible. Así, la planta de la iglesia toma una forma de T, es decir, la planta basilical pero sin coro, pues no había lugar para seguir construyendo más allá del transepto. Sin embargo, si uno se desplaza por el centro de la nave principal, ¡se ve el coro! por detras del altar. Y es que Bramante pintó al fresco un “falso coro”, con un realismo y exacta perspectiva tal que engaña perfectamente al ojo del visitante. El original truco, un auténtico , era conocido desde la época romana y con el descubrimiento de las leyes matemáticas de la perspectiva a comienzos del s.XV ya había sido utilizado por pintores del Renacimiento y, posteriormente, harían extenso uso de él artistas del Barroco.

Donato Bramante, Santa María presso San Sátiro
Falso coro, vista frontal

Fotografía: Paolobon147 CC BY-SA 4.0 (via Wikimedia Commons)
Donato Bramante, Santa María presso San Sátiro, Planta
Ilustración: Internet
Donato Bramante, Santa María presso San Sátiro
Falso coro, vista lateral

Fotografía: Paolobon147 CC BY-SA 4.0 (via Wikimedia Commons)
Donato Bramante, Santa María presso San Sátiro, Sacelio, Vista exterior
Fotografía: Wikiart
Donato Bramante, Santa María presso San Sátiro, Sacelio, Vista interior
Fotografía: Geodia CC BY-SA 4.0 (via Wikimedia Commons)
Donato Bramante, Santa María presso San Sátiro, Sacristía bramantesca
Fotografía: Geodia CC BY-SA 4.0 (via Wikimedia Commons)

Donato Bramante, Patio del Belvedere, 1505 - ca. 1545
Fotografía: Diego Delso CC BY-SA 4.0 (via Wikimedia Commons)

En 1499 el maestro debe abandonar Milán ante la caida de su protector el duque Sforza, expulsado por el ejército invasor francés, y se establece en Roma donde ya era conocido por el poderoso cardenal Riario. En Roma tuvo la oportinidad de profundizar su conocimiento de la arquitectura clásica. Pronto sus talentos fueron reconocidos por el cardenal Della Rovere que pronto se convertiría en el Papa Julio II. Su primera obra en Roma fue el “Templete de San Pedro”, arriba analizado, por encargo de los Reyes Católicos. Asumido el papado, Julio II le nombró en 1503, Superintendente general de las construcciones papales. El Papa pretendía devolver a Roma su antiguo esplendor, encarando un ambicioso plan de obras y a Bramante el cargo le daba la oportunidad de proyectar todo tipo de obras públicas y edificios, asi como el mantenimiento de calles o la demolición de edificios en mal estado, que los había en cantidad. Proyectó el “Patio del Belvedere”, un complejo de edificios rodeando un amplio patio o cortile, obra que sufrió varias reformas y ampliaciones a fines del siglo XVI y a comienzos del XIX, y actualmente ocupan los Museos Vaticanos. En 1505, Julio II decide reemplazar al antigua basílica constantiniana de San Pedro por un nuevo edificio de estilo renacentista. Ninguna de estas obras llegó a verlas terminadasr y, en el caso de la nueva basílica, su desarrollo demandó dos siglos, el paso de veinte papas, y la intervención de diversos arquitectos que modificaron el proyecto original, entre ellos Rafael y Miguel Ángel. (La historia de la Basílica en este link)

Donato Bramante, Palacio Caprini, 1501 - 1510
Fotografía: Internet

Otra obra que fue famosa en Roma por sus novedosas características como residencia urbana renacentista, fue el Palacio Caprini, construido entre 1501 y 1510 para el Protonotario Apostólico de Viterbo, Adriano de Caprini. También conocido como Casa de Rafael por haber sido adquirido por el artista y donde vivió hasta su muerte en 1520. En la fachada de esta residencia, Bramante estableció dos registros; una planta baja de locales comerciales abiertos, con un entrepiso auxiliar, siguiendo un modelo habitual en la antigua Roma, aun vigente en esa época; marcada por un simil de sillares de fuerte almoadillado, realizado en realidad, con estuco y moldes, ubicando el acceso a la vivienda en planta alta en el centro de una fachada perfectamente simétrica. El piano nobile con cinco vanos abalconados, coincidentes con los de planta baja, divididos por columnas dóricas apareadas sobre plintos y rematadas con un entablamento con arquitrabe, friso con triglifos y metopas y cornisa superior. Fue demolido en 1938. También realizó el claustro de Santa María della Pace en 1504. Una vez a cargo de la demolición de la antigua basílica (que, sumado a otros edificios que ordenó demoler por su avanzado deterioro, le valieron el satírico sobrenombre de Ruinante) y la construcción del nuevo proyecto, trabajos que le absorvieron completamente hasta su fallecimiento, ya Bramante no tuvo tiempo para aceptar otros encargos arquitectónicos.

No hay prueba de haya tenido actividad pictórica en Roma, pero Vasari afirma que diseñó la arquitectura que se encuentra en el fresco “La Escuela de Atenas” de Rafael. Precisamente Rafael fue uno de sus más afamados discípulos, ademas de haber ejercido Bramante una gran influencia sobre los artistas contemporáneos suyo, tanto en Milán como en Roma, y en los arquitectos de la generación siguiente, entre los que destacan Bramantino, Antonio da Sangallo el Joven y Jacopo Sansovino.


Notas


[1] E. H. Gombrich, La Historia del Arte, Ed. Sudamericana, Buenos Aires, 1999, pág. 290.