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Arte y Sociedad


L

a división de Europa en un área católica (Italia, España, Flandes, Francia) y una protestante (Holanda, Alemania, Inglaterra) afecta al arte y establece notables diferencias en la producción de unos y otros. El protestantismo, con su rechazo al lujo, la ostentación y a las imágenes religiosas, puso en crisis a la pintura y a los pintores, que vieron fuertemente reducidas sus posibilidades de trabajo; la burguesía mercantil de los países nórdicos era poco inclinada a la fastuosidad y exuberante pompa de la Europa católica, prefiriendo la sencillez y sobriedad. Así, para los artistas del Norte de Europa, quedó como medio de vida, la pintura de retratos, casi el único encargo posible, y la temática laica en formato pequeño (paisajes, marinas, bodegones, escenas cotidianas, etc.) sometida al gusto de un público burgués que compraba estas obras en las galerías de arte, para decorar sus casas.

Por el lado católico, en cambio, el arte servirá de herramienta propagandística de la Contrarreforma. El Concilio de Trento, en 1563, estableció las condiciones para un arte capaz de instruir y suscitar la piedad de los fieles; atacó la sensualidad en la pintura y prohibió los desnudos, especialmente en las imágenes destinadas a los lugares de culto. Arquitectos, pintores y escultores son llamados para transformar las iglesias en representaciones del esplendor y magnificencia divinas. También los reyes y príncipes deseaban mostrar su poderío e influir sobre el espíritu de su pueblo utilizando el poder del arte para impresionarlo. Luis XIV, rey de Francia, decía a los artistas de la Academia: «Os confío lo que tengo de más valioso sobre la tierra: mi gloria». El arte ha sido siempre el instrumento para representar y difundir la grandeza y el poder, y en este tiempo, lo fue por igual para la Iglesia y para las monárquias absolutas porque: «...nada señala mejor la grandeza de los príncipes que sus palacios y las construcciones que han llevado a cabo durante sus reinados»[1]. La Academia Real de Pintura y Escultura, fundada en 1648, se convirtió en una de las escuelas de artes más prestigiosas, era la institución encargada de formar los artistas de acuerdo con las ideas del Estado, creando un "estilo" oficial, representativo de la gloria de Francia y de su monarquía, estilo al que debía someterse toda la producción artística. En 1671 se creó la Acadamia Real de Arquitectura.

Crucifixión

Valoración Social y Modo de Trabajo del Artista


A

unque el proceso de ascenso social del artista no es uniforme en toda Europa —en España demorará hasta fines del s.XVIII— puede decirse que, en general, el artista alcanza ya en este período el prestigio social que hasta hoy conserva (y que en Italia los principales creadores habían alcanzado en el siglo XVI); nunca más se lo considerará un artesano. A ello colabora el hecho de que el oficio de pintor o escultor ya practicamente no se aprende en talleres de avezados maestros sino en las Academias Reales que fueron creándose en el s.XVII en las principales ciudades de Europa (también en esto, Italia se adelantará creando las primeras en Florencia y Roma, durante la segunda mitad del s.XVI), Y esto equipara su estudio con una formación universitaria. Un maestro como Rubens gozó de una fama y un éxito como pocos disfrutaron antes de él. Pintor de todas las cortes reales de la Europa católica, llegó incluso a cumplir funciones diplomáticas para los soberanos cuyos retratos y obras de palacio pintaba.

La Iglesia, los Estados y la aristocracia de los paises católicos siguen encargando obras a los más famosos artistas de su tiempo; los de menor talento en la Europa católica, así como los del norte protestante, en cambio, comienzan a producir según su propia inspiración y luego intentan vender su obra; si quieren vivir de su arte, sus creaciones deberán coincidir con el gusto del público. Nace el mercado artístico en su sentido actual y aparece el comerciante de arte, el marchand, como mediador entre el artista y el público comprador; entre ambos ya no hay un trato directo como antes, cuando el cliente encargaba a un artista la obra que deseaba. Así, la obra de arte, además de objeto de goce estético, se transforma en una mercancía y en una forma de inversión económica.


Notas


[1] Nota de Colbert, consejero de hacienda de Luis XIV, al rey. En Pijoan, “Historia del Arte”, Tomo I, pág. 359.


Links de interés


* Museo del Louvre: http://www.louvre.fr/

* Palacio de Versalles: http://www.chateauversailles.fr/ES/

* Archivo Digital de Arquitectura Europea: http://www.bc.edu/bc_org/avp/cas/fnart/arch/

* Web Gallery of Art, archivo digital de pintura ordenado por autor: http://www.kfki.hu/~arthp/index1.html