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Arte y Sociedad


R

oma, una de las ciudades más antiguas de Europa, ha estado poblada permanentemente por más de 2700 años. Ha tenido una influencia decisiva en la historia de Occidente, primero como capital del Imperio Romano y luego de la Iglesia Católica en tanto sede del Papado. Varias de las lenguas modernas derivan del latín, muchos sistemas políticos y jurídicos de hoy derivan del modelo romano y los estilos arquitectónicos de la cultura occidental, desde el s.XV hasta principios del XX, tienen su origen en nuestro pasado greco-romano. En el año 509 a.C., luego de destronar al último rey, Roma se convierte en una República con un sistema de gobierno "democrático", dentro del círculo de la aristocracia patricia —un sistema bastante diferente de la democracia ateniense—. Finalmente, a fines de s.I a.C., la suma del poder público queda concentrada en una persona: el Emperador. Luego de llegar a dominar casi todo el mundo conocido entonces y de dividir su Imperio en dos, la caída de Roma fue el hito que demarcó un período de transición a una nueva época en la historia de Occidente.


Loba

El arte romano asienta sus bases en el legado helenístico fusionado con su pasado etrusco y, partiendo de esta herencia, avanza hacia una expresión propia. Los romanos admiraban el arte griego, los ricos coleccionaban esculturas griegas, fueran originales o copias, pero algo cambia mientras Roma se va adueñando del mundo. Su arte se dirige al individuo particular, no al Hombre ideal de los griegos y, además, pierde toda connotación religiosa o mítica, proceso comenzado ya en el helenismo, para adquirir una intencionalidad política. Ya desde los tiempos de la República, los romanos consideraban el arte como una herramienta subordinada a los intereses del Estado. "Arte" era todo aquello que resultaba útil al Estado romano para exhibir su grandeza y poder y la arquitectura, la escultura, los arcos de triunfo y otros monumentos, fueron el vehículo de la propaganda política del estado romano para expandir su cultura por todos sus dominios. Así, la manifestación más funcional a este objetivo era la arquitectura de edificios públicos y la escultura y pintura que los decoraba, aunque también se desarrolló una lujosa e imponente arquitectura en las casas, villas y palacios de emperadores, hombres de estado y romanos ricos; una arquitectura representativa de las clases dirigentes.


Tiberio

En el plano teórico, la arquitectura romana es concebida primariamente como espacio, interior, sistemático y funcional donde la simetria y axialidad son los elementos ordenadores por excelencia del espacio. A diferencia de la concepción del espacio “heterogénea y pluralista” de la arquitectura griega, los romanos «...utilizaban la misma imagen espacial fundamental. (...) ...esta imagen representaba un orden universal abstraido a partir de determinados fenómenos naturales, como ser los puntos cardinales, y de símbolos antiquísimos como la vertical “espiritual”, la horizontal “profana” y los conceptos de centro y de recorrido» que se unificaban dentro de un orden jerárquico. La arquitectura romana es auténticamente sistemática y, al mismo tiempo, funcional.»[1]


Basílica de Majencio, reconstrucción del interior

Junto a este “gran” arte romano, se desarrolló una corriente paralela, que se manifestaba fundamentalmene en los relieves esculpidos, que atendía los requerimientos de una clase popular de comerciantes y emprendedores, un arte llamado, por algunos autores, arte popular y por otros arte plebeyo, de formas más sencillas y simbólicas antes que realistas, cuya facil comprensión por todas las personas, era su objetivo y principal virtud. Un arte que, hacia el final del Imperio, acabará por penetrar en el arte oficial y fue el nexo hacia el arte medieval, tanto occidental como bizantino.


Vendedor de Vino

El uso del retrato esculpido era típico de la instrumentación política del arte romano. Estatuas o bustos del emperador eran colocadas en todas las ciudades del Imperio en espacios públicos y en templos para que los habitantes tuvieran presente el poder bajo el que vivían y rindieran culto a su persona, quemando incienso ante su imagen, en señal de fidelidad y obediencia. Esta costumbre de deificar al gobernante dió origen a períodos de persecución y muerte de aquellos que se negaran a realizar esas ceremonias, siendo los cristianos los destinatarios de tal cacería.


Retrato de Publius Aiedius y esposa

Por otra parte, la innegable capacidad ingenieril y constructiva de los romanos se puso al servicio de este concepto utilitario produciendo gran cantidad de obras de una extensión y complejidad no conocida anteriormente: caminos y puentes, destinados tanto a posibilitar el rápido desplazamiento de los ejércitos que a menudo debían acudir a consolidar fronteras y sofocar levantamientos, como al eficaz y económico trasnporte de mercancías; y acueductos, para la provisión de agua a Roma y a otras ciudades conquistadas o fundadas por Roma. Aun hoy quedan restos de esas construcciones romanas diseminadas por toda Europa: calzadas de piedra, puentes que continúan en uso, murallas (como el famoso muro de Adriano) y acueductos como el de Segovia. Pero, además de sus usos prácticos, estas obras fueron un idóneo vehículo para la penetración de la cultura romana y su idioma a lo largo y ancho del Imperio.


Puente

El advenimiento del cristianismo va a producir cambios indudables en la cultura romana. Siendo en los primeros siglos de nuestra era, un culto más entre los muchos que coexistian en el mundo devocional del Imperio, su resistencia a rendir culto a los emperadores deificados le valió períodos de salvajes persecuciones, hasta que en el año 313, Constantino autorizó el culto cristiano en el Imperio mediante el Edicto de Milán. A partir de ese momento se abre un nuevo capítulo en la Historia del Arte, el del Arte Paleocristiano.


Cúpula del Baptisterio Arriano, Rávena

Valoración Social y Modo de Trabajo del Artista


L

a mayor parte de los artistas plásticos que trabajaron en Roma eran de origen griego. Traían en su formación toda la técnica y el refinamiento de siglos del arte clásico y helenístico de Grecia. Y la pusieron al servicio de sus clientes y patrones para que la gloria de Roma se expresara en todo su esplendor. Sin embargo, esto, mayormente no cambia el antiguo desprecio que por los trabajos manuales realizados por un salario para subsistir, sienten desde el comienzo de la antigüedad, las clases señoriales cuyas ocupaciones son el gobierno, la guerra y el deporte, mientras que las tareas de los "artesanos" presuponen trabajo físico paciente y agotador, servicio y obediencia a lo requerido por quien los contrata. La condición de "artista" estaba reservada para el literato, el poeta o el compositor musical, cuya obra es "intelectual" y se realiza sin "ensuciarse" las manos ni la ropa. (Aunque ya en el siglo XIII Santo Tomás de Aquino había escrito que a la mano del artista plástico la guía en intelecto, hubo que esperar hasta el siglo XV/XVI para que hombres como Leonardo da Vinci o Durero, luchen por demoler tal error de concepto.)


Altorelieve

En este período de la antigüedad es donde comienzan a aparecer las asociaciones de los diferentes oficios y profesiones. Estos llamados “collegia” son el antecedente de los gremios y guildas medievales, aunque difieren de los primeros en que los collegia eran más parecidos a una asociación de ayuda mutua y no tenían mayor intervención en la regulación del ejercicio profesional, como será el caso de los gremios medievales. En este sentido tenían similitud con las guildas de comerciantes del medioevo. El sistema de estas agrupaciones era sencillo: cada miembro realizaba una contribución periódica y con esos fondos se los auxiliaba en caso de robo, enfermedad y se ayudaba a los familiares si fallecía el asociado.

Durante el Imperio, según Hauser, la práctica de la pintura llegó a extenderse como moda en los círculos elegantes. Algunos emperadores como Adriano, Nerón y otros, la cultivaron como afición, nunca podría haberse considerado digna, si se la practicaba por dinero. Algunos pintores que alcanzan cierta fama (y fortuna), llegaron a no aceptar pago por su trabajo, intentando así elevar su consideración social. En cambio la escultura, por el mayor esfuerzo físico que conlleva y el mayor soporte técnico necesario, nunca fue considerada una actividad apropiada para gente noble. Séneca (4 a.C. - 65 d.C.) expresa claramente el concepto en que se tiene a los artístas plásticos: «A las imágenes de los dioses se les ora y hace sacrificios, pero a los escultores que las han creado, se les desprecia.»


Pintor